“Si hay violencia es porque
hemos corrido a Dios de nuestros hogares”
En consonancia con el
reclamo expresado por la sociedad argentina en torno a la violencia en contra
de la mujer, el miércoles 3 de junio, día en que la Iglesia celebró la
memoria de los Santos Carlos Lwanga y compañeros, mártires, el Obispo Diocesano
de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, presidió la Santa Misa, para rogar que
desaparezca del corazón del ser humano todo tipo de violencia, particularmente
la orientada a la mujer.
Con esta intención, el
Pastor Diocesano presidió la Eucaristía a los pies de Nuestra Señora del Valle,
que fue concelebrada por el Rector de la Catedral Basílica, Pbro. José Antonio
Díaz.
Durante su homilía, tras
hacer referencia al Libro de Tobías, que narra la historia de uno de los
creyentes del pueblo judío que estaba en el destierro, Mons. Urbanc dijo que
esta lectura es "para pensarla ya que estamos rezando para que los
ciudadanos en este país no seamos violentos, y cuando haya alguno que es
violento, lo ayudemos a cambiar y no respondamos con más violencia. La
violencia se vence con la mansedumbre, con la
confianza en Dios”. Luego
manifestó que “si hay mucha violencia en la Argentina es porque hemos corrido a
Dios de nuestros hogares. No sirve solamente estar bautizado, hay que vivir en
coherencia con el Bautismo, tenemos que vivir en comunión con Dios si queremos
ser mansos, si queremos ser pacíficos, si queremos contrarrestar la violencia.
El único que me frena para que no me deje llevar por los impulsos, por el
instinto, es Dios, la gracia de Dios, y eso es lo que falta. Si yo estoy lleno
de Dios, Dios es amor y quien está unido a Dios amor no es violento”.
Asimismo, exhortó a ayudar a
cambiar a quienes ejercen algún tipo de violencia, expresando que esto lo
podemos lograr “con nuestra paciencia, amabilidad, tolerancia y sabiendo rezar
por la persona violenta para que cambie. Entonces vamos a cambiar todos, porque
el mundo no se va a levantar ejerciendo violencia
contra violencia”, dijo haciendo hincapié en la lógica cristiana del perdón.
En otro tramo de su
reflexión, el Obispo afirmó: “Estamos pidiendo en todo el país, para que no se
ejerza violencia en contra de la mujer, y nosotros sabemos que la mujer tiene
un rol muy grande en nuestra Iglesia y en la sociedad”.
El Pastor Diocesano también
se refirió a la violencia en contra de los más pequeños, expresando: “Millones
de niños y niñas en el mundo están sometidos a una permanente violencia, no se
los cuida, se los abandona, eso es violencia, porque ese niño que tenía que
haber recibido mucho amor ha estado creciendo en la indiferencia, en medio del
abandono, porque son golpeados físicamente, y no bien educados, todo eso es
violencia, y cuando no está Dios esa violencia se transforma en odio, en
venganza”. Por ello llamó a “rezar mucho, para que volvamos a Dios, porque en
la medida que dejemos a Dios ser Dios en nuestras vidas, en nuestro corazón, ya
es un artífice de paz”.
En esta línea de
pensamiento, Mons. Urbanc habló sobre la violencia que se ejerce con los niños que
están en el vientre materno: “Cuántos niños indefensos son matados en el
vientre de la madre, eso también es violencia”, enfatizó, reafirmando que “la
vida comienza con la concepción y necesita ser protegida y cuidada. Si ejercemos
la violencia ahí después la violencia se multiplica, tiene un efecto
multiplicador terrible. Cuando el ser humano se ensaña contra el más débil, que
es el niño en el vientre materno, estamos perdidos”, sentenció.
En contrapartida dijo que “si
en nuestra sociedad, en nuestros hogares, en nuestras comunidades eclesiales,
inculcamos el respeto por la vida, cambia todo, desaparece la violencia”, porque
“la violencia es un atentado contra la vida. Ningún ser humano debe morir por
causa de la violencia, ninguno sea varón o mujer”.
Finalmente, Mons. Urbanc manifestó
que “en este día en que en toda Argentina se han manifestado con las caminatas
en las calles, he querido celebrar aquí en la Catedral, iglesia matriz de
nuestra Diócesis, la Santa Misa, porque el mejor modo de conseguir un cambio es
con la oración. Por eso venimos hoy confiados en el Señor, que obra y transforma
todo”.