A todos los fieles laicos católicos, y también a las personas
de buena voluntad de nuestra tierra catamarqueña:
En el día de ayer, martes 27
de marzo, los sacerdotes del Clero de Catamarca junto a nuestro Obispo
Diocesano, hemos vivido y celebrado una jornada verdaderamente sacerdotal, que
contó con distintos momentos desde la mañana, y que concluyó con la Celebración
de la Misa Crismal en la noche, donde renovamos nuestro compromiso de ser
servidores de Dios y de su pueblo.
Queremos agradecer a todas
las personas que nos acompañaron con su presencia y principalmente con la
oración, sabemos que son muchos los que rezan cada día por nosotros, para
fortalecernos en nuestra vocación y misión diaria como pastores.
Sin embargo, habiendo tenido
una jornada feliz, no somos ajenos a los acontecimientos, dichos y palabras que
se han sucedido en estos días, especialmente en torno a la figura de nuestro
Obispo diocesano. Dicha situación ha sido uno de los temas que se trataron y
que nos ha preocupado realmente, a tal punto de procurar respuestas y
soluciones que ayuden a encaminar esta situación por sendas de paz y de
tranquilidad para todas las partes.
Por un lado, nosotros como
colaboradores del Pastor diocesano, manifestamos nuestro apoyo en esta
necesidad de lograr un ordenamiento en un lugar tan sagrado para nosotros los
catamarqueños como es la “Gruta de Choya”, sobre todo para que sea un verdadero
lugar de silencio y reflexión, donde pueda percibirse esa presencia mariana que
fortalece la piedad y la espiritualidad de todos los que llegan peregrinando al
recinto. En muchos lugares de nuestro país y del mundo, siempre se intenta
mantener el cuidado y el orden de los lugares sagrados dedicados al encuentro
con Dios, con la Virgen y con los Santos. Entendemos que no estamos pidiendo
nada extraordinario al implementar este proyecto.
Por otro lado, tanto el
Obispo como nosotros, entendemos las necesidades de quienes trabajan en estos
puestos improvisados desde hace un tiempo en el lugar, y que en muchos casos
son la fuente de ingreso para sus familias. Por tal motivo, se ha pedido la colaboración
de la Municipalidad de la Ciudad de Catamarca para que nos ayude a regularizar
dicha situación, incluso logrando una reubicación en locales mejor preparados,
donde se optimice incluso la calidad de permanencia de cada uno de ellos. Sabemos
que, en muchas de las personas que tienen los puestos, surgen miedos y
resistencias por lo que pueda pasar, pero es necesario mantener el buen diálogo
y confiar que toda esta transformación es para bien de todos; sobre todo para
honrar de mejor manera a nuestra Madre del Valle, preparándonos para celebrar
los 400 años de su presencia, donde seguro será motivo para que miles de
peregrinos lleguen a venerarla. Ella nunca abandona a sus hijos que confían en
su presencia, ¡le encomendemos este proyecto para mejorar nuestra realidad!
Queremos también
disculparnos por palabras o actitudes que en ocasiones pueden resultarles
ofensivas de nuestra parte, el ser consagrados no quita que seamos humanos, y
tampoco estamos libres de las malas interpretaciones. Sin embargo, tanto
nosotros como nuestro Obispo, tenemos el deseo de hacer las cosas de la mejor
manera, buscando hacer presente el Reinado de Dios en nuestra comunidad. Apelamos
al recuerdo de tantos sacerdotes y Obispos de nuestra Diócesis de Catamarca que
han entregado su vida y ministerio para lograr un mayor progreso y bienestar
material y espiritual de nuestra sociedad.
Que nuestra Madre Bendita
del Valle nos proteja y nos mantenga unidos cada día en la fe de discípulos
misioneros de su Hijo Jesucristo. Amén.
Obispado de Catamarca