Durante la tarde-noche del
Viernes Santo, una multitud se dio cita en las inmediaciones de Banda de
Varela, para participar del tradicional Vía Crucis viviente en el marco de la
Semana Santa.
Tal como sucede desde hace
38 años, cientos de niños, jóvenes y adultos brindaron una emotiva
representación del camino que hizo Jesús hasta el Calvario donde entregó su
vida. Las estaciones
partieron desde la lomada de Muana y recorrieron la ruta
provincial N° 1 hasta la entrada a Banda de Varela.
La gente vivió de cerca las escenificaciones,
siendo la más especial la referida a la Resurrección, y el momento en que María
sostiene en los brazos a su amado Hijo. En esta parte, estuvieron representadas
las madres que sufren la muerte de sus hijos, en un accidente de tránsito, por suicidio
o alguna enfermedad.
A lo largo del trayecto
rezaron acompañando a Jesús en el Camino de la Cruz. Antes del ingreso a Banda de Varela, el
párroco de San Roque, Pbro. Víctor Hugo Vizcarra, impartió la bendición a todos
los participantes.
Testimonio
Patricia Nárvaez, referente
del grupo, recordó que “cuando empezamos tenía entre 10, 12 años, lo hacíamos
desde la plaza hasta la capilla. Unos años más tarde lo hacíamos desde la
entrada a la Banda
hasta la capilla donde terminaba siempre”.
A medida que fueron
creciendo, con 100 a 150 personas, “las calles angostas del barrio resultaron
incómodas. La gente no apreciaba, y comenzaron a buscar otros escenarios, algo
más amplio para que se pueda ver. Todo lo hacemos bajo la supervisión de los
párrocos que fueron pasando a lo largo de estos años”.
La preparación comienza uno
o dos meses
antes, buscando la vestimenta y preparando las escenificaciones. Lo
interesante es que en estos años se incorporó el lavado de los pies, con chicos
discapacitados y abuelos del Hogar de Ancianos.
Narváez considera que lo
valioso es “lograr que las personas se vayan con una mirada distinta. No es una
actuación, es revivir. Es algo increíble lo que se vive y queremos transmitirlo
para vivir un Viernes Santo distinto”.