“Vivo
con alegría mi amor a Dios y a la Iglesia
con predilección por los que sufren”
El viernes 23 de marzo, el
Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, ordenará Diácono a Gabriel Rodrigo
Cayetano Lencina, durante la Santa Misa, que presidirá a las 20.00, en la Catedral
Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle.
El joven aspirante al
sacerdocio es oriundo de San Fernando del Valle de Catamarca, y su familia está
compuesta por sus padres Julio César Lencina y María Cristina Márquez, y nueve
hermanos. Realizó sus estudios en el Seminario Mayor de la Arquidiócesis de Tucumán.
Actualmente brinda su servicio pastoral en la parroquia de San José Obrero, con
sede en el barrio La Tablada, de la ciudad capital.
Cayetano, como lo llaman
habitualmente, nos comentó acerca de su vocación y cómo está viviendo este
momento especial en su camino a la consagración diaconal y sacerdotal.
“Mi vocación nació desde muy
niño y fue madurando con el tiempo, movido por el amor de Dios descubierto en
mi vida y que me rebalso, y por el dolor y la necesidad de las personas”,
comentó el joven de 29 años.
“La decisión de seguir a
Cristo en el sacerdocio, la tome definitivamente a los 21 años, dejando el
estudio de Medicina, el trabajo y el noviazgo... En este camino experimenté la
certeza de saber que la felicidad está en dar y en darse con amor, por amor y
en el amor, al servicio de Dios en la Iglesia, y a cada persona que Dios y Nuestra
Madre ponen frente mío, para servirlo y amarlo con alegría”, expresó con plena
convicción.
Para Cayetano, esta
preparación para recibir el Orden Sagrado “significa otro paso más para afirmar
y asegurar mi amor a Dios y a la Iglesia. Y mi predilección por los que sufren,
sirviendo siempre con alegría. Agradezco a Dios, a la Virgen, nuestra Madre, y
a mi familia, que siempre están para alentarme en esta aventura de amar a Dios
y a los hermanos desde la consagración total”.
El joven afirma que “el
llamado de Dios y mi respuesta se cimentan en mi confianza en la ayuda de la
gracia divina, por amor a la Iglesia, a María Santísima y a los que sufren,
para mayor gloria de Dios”.