En una jornada
climáticamente agradable, por la abundante lluvia que cayó en la ciudad capital
durante toda la mañana, el jueves 8 de diciembre en horas de la tarde, miles de
peregrinos y devotos participaron de la Solemne Procesión en el cierre de las
festividades en honor a la Inmaculada Concepción en su advocación del Valle.
El epílogo de las fiestas marianas
marcó el punto de partida hacia la celebración de los cuatrocientos años del
hallazgo de la Sagrada Imagen en la Gruta de Choya, dando apertura al año dedicado
a la formación de los discípulos y misioneros, dentro la segunda etapa de la
Misión Diocesana Permanente.
Los actos comenzaron pasadas
las 18.00, con la salida de la Imagen cuatro veces
centenaria de la Virgen del
Valle en el trono festivo, llevado en andas por integrantes de la División
Guardia de Infantería de la Policía de la Provincia, y escoltado por Cadetes de
la Policía de la Provincia y miembros de las agrupaciones gauchas, precedida
por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y sacerdotes del clero catamarqueño.
Afuera la esperaban las
autoridades provinciales y municipales, junto a una gran cantidad de devotos y
peregrinos, quienes estallaron de fervor y emoción con la presencia
de la
Virgen bendita en el Paseo de la Fe, mientras resonaban los acordes de la Banda
de Música de la Policía de la Provincia y la animación cobraba fuerza con el
grupo Yanai.
Colocada en la urna, la
Madre del Valle recibió muestras de amor y fe de las delegaciones de peregrinos,
que en algunos casos llegaron con los típicos misachicos, como también de
instituciones civiles y grupos eclesiales de Catamarca.
Tras el paso de la columna
de peregrinos, las campanadas anunciaron el inicio de la Solemne Procesión,
cuando el Señor Obispo colocó la Sagrada Imagen en la urna dispuesta para la
marcha. Delante se ubicaron
las religiosas y religiosos, seminaristas,
sacerdotes y el Señor Obispo, y detrás las autoridades provinciales y municipales, encabezadas por
la Señora Gobernadora, Dra. Lucía Corpacci, y el Intendente de Capital, Lic.
Raúl Jalil, respectivamente, autoridades legislativas, judiciales y de las
Fuerzas de Seguridad, peregrinos y fieles en general.
La marcha procesional se
desplazó por calle República hasta Mariano Moreno, abrazando el Paseo General
Navarro o Plaza de la Coronación, más conocida como La Alameda, continuando por
calle San Martín hasta el Paseo de la Fe. En el trayecto se rezaron los
misterios del Santo Rosario, se elevaron súplicas y canciones.
El arribo de la Sagrada
Imagen al Santuario fue vivido con mucha emoción, mientras el
sonido de las
campanas se confundían con los sones de la Banda de Música, vivas y pañuelos
agitados, para saludar a la Patrona de Catamarca y del Noroeste Argentino.
Luego el Obispo Diocesano
pronunció su mensaje final, expresando:
Amada
Madre del Valle:
Gracias
por estar con nosotros. Gracias por ser como eres. Gracias por convocarnos cada
año a venerarte y por permitirnos que nos manifestemos tal cual somos, con
nuestras luces y sombras, con nuestra lealtad e infidelidades, con nuestros más
y nuestros menos. Gracias! Gracias!
Gracias
por la jornada que nos has preparado y por habernos acompañado a lo largo de
nueve días para animarnos, fortalecernos y recibir todo tipo de súplicas y
agradecimientos de tantos peregrinos que vinieron a verte, unos caminando,
otros en bicicleta, otros en motos, en autos, etc., unos en grupo o en familia,
otros solos, pero todos con mucho fervor, constancia, sacrificio, alegría y
gratitud.
Gracias,
Madre, porque aún significas mucho para gran parte de los
catamarqueños, que
quieren seguir siendo tus hijos, e hijos del Buen Padre Dios, y miembros de su
gran familia, la Iglesia que fundó tu amadísimo Jesús.
Gracias
por tantos hermanos y hermanas que vienen de otros lugares a verte y a nosotros nos alimentan y renuevan
con su fe, esperanza y caridad.
Gracias,
Madre, por haber cuidado a tus hijos peregrinos, en especial, a los
santiagueños que tuvieron un percance en la cuesta del Portezuelo, sin tener
que llorar víctimas fatales. Gracias, Madre del buen viaje.
Gracias,
Madre, por el Bicentenario de la Patria 2010-2016 que hemos vivido, en el que
aprendimos muchas cosas y nos fuimos comprometiendo un poco más con nuestra
vocación de discípulos-misioneros de Jesucristo, para irradiar en nuestra
sociedad los valores del Reino de Dios e irnos convirtiendo en una Iglesia en
salida, a ejemplo tuyo que fuiste a cuidar a tu prima Isabel.
Esto
de ser una Iglesia en salida nos lo enseñan con su valiente ejemplo la multitud
de peregrinos que nos visitan para verte aquí en tu santuario. Ayúdanos, Madre
Santa, a que no escatimemos esfuerzos para encontrarnos con nuestros hermanos,
en especial, los sufrientes y marginados.
Gracias,
Madre, porque, año a año, infundes en el corazón de muchas personas el deseo de
servir con mucha generosidad y disponibilidad en estos días festivos para
nuestra Iglesia de Catamarca. No me pondré a decirte quiénes son, porque de
muchos me olvidaré, pero Tú los conoces muy bien. Concédeles de parte de tu
Hijo Jesús abundantes gracias. Yo, como pastor de esta diócesis, y en tu
nombre, les digo: muchísimas gracias, y, en especial, a aquellos que necesitan escuchar
que les estás muy agradecida por lo que silenciosamente hicieron en bien del
que necesitó su presencia o ayuda.
Tú
sabes, Madre Bendita y Amada, que todos los años, al culminar nuestras
celebraciones, honrándote como la “Pura y Limpia Concepción del Valle”, damos
inicio, como Iglesia diocesana a un año de trabajo pastoral.
Tú,
porque has sido la protagonista, conoces mejor que nosotros, que nos
encaminamos decididamente a celebrar con gran júbilo los 400 años de tu
presencia materna entre nosotros. Es por ello que hemos dispuesto un trienio de
preparación para que en el 2020, Tú nos esperes en la Gruta de Choya y allí te
brindemos el mejor homenaje que te puedas imaginar y que ameritan las
circunstancias.
En
orden a que este trienio esté bien cohesionado nos propusimos un objetivo
general: “Que todos los bautizados, de camino a la celebración por los 400 años
del hallazgo de la Imagen de la Virgen del Valle, en el 2020, hayamos tomado
conciencia y nos hayamos comprometido con la Misión Diocesana Permanente, como
Iglesia que sale al encuentro de todos”… Y el lema elegido para motivarnos a lo
largo de estos años también será uno solo, de manera que nos ayude a
internalizar lo que pretendemos alcanzar con las diversas acciones propuestas
para este trienio: “Discípulos y Misioneros como María”. Ayúdanos y
acompáñanos, querida Madre, para que sea una gran realidad la conversión de
todos los bautizados en santos hijos e hijas del Buen Padre Dios, de modo que
ya se puedan vislumbrar los cielos nuevos y tierra nueva donde reinen la
justicia, la verdad, la unidad, el amor y la paz.
Por
último, Bendita Madre del Valle, te pido que cuides en su camino de regreso a
casa a todos tus hijos que vinieron a verte, a agradecerte o a suplicarte.
Dales lucidez y prudencia para saber conducir. Líbralos de toda insidia del
maligno, al que tú destruiste con el “Fruto bendito de tu vientre”. Concédeles
que puedan reencontrarse con sus familiares, vecinos, amigos y bienhechores. Y
que tus bendiciones lleguen por medio de ellos a tantos que hubiesen querido
venir, pero no pudieron, en especial, enfermos y ancianos.
¡¡¡Viva
la Pura y Limpia Concepción del Valle!!!
¡¡¡Vivan
sus devotos y peregrinos!!!
Lanzamiento
del Año de la Formación
A continuación, se dio lectura
al decreto de lanzamiento del Año Diocesano de la Formación de los Discípulos y Misioneros, y se presentó la
Carta Pastoral que fue entregada a las principales autoridades civiles como a
los responsables de las distintas pastorales.
El homenaje a la Patria en
el Año del Bicentenario de la Independencia se concretó con la entonación del
Himno Nacional, que fue seguido por el Himno a Catamarca y el arriamiento de la
Bandera.
Se otorgó indulgencia
plenaria en la forma acostumbrada y la bendición final, llegando el momento de
la despedida, entre vivas, pañuelos agitados, lágrimas de emoción, miles de
peregrinos y devotos saludaron a la Reina del Valle, que regresó a su Camarín,
mientras los fuegos artificiales llenaban de luz y color el cielo catamarqueño.