Durante la noche del domingo
25 de diciembre, en la celebración del Nacimiento del Niño Dios, el Obispo
Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Santa Misa en la que admitió como
aspirante a las Sagradas Ordenes del Diaconado y el Presbiterado al seminarista
catamarqueño Carlos Rodríguez, oriundo de Andalgalá, quien este año finalizó
sus estudios en el Seminario Mayor de Tucumán.
La Eucaristía fue
concelebrada por el Rector del Seminario Mayor de Tucumán, Pbro. Marcelo Lorca,
el sacerdote formador, Pbro.
Manuel Ruiz, y sacerdotes del clero local venidos
desde distintos puntos de la diócesis.
La Catedral Basílica y
Santuario de Nuestra Señora del Valle estuvo colmado de fieles que en la noche
navideña acompañaron con alegría al joven seminarista en esta nueva etapa de su
formación para el sacerdocio.
En el inicio de su homilía,
el Pastor Diocesano saludó con júbilo a todos expresando: “A todos nosotros nos
ha
llegado una buena noticia, Cristo, el Hijo de Dios, ha nacido para que
nosotros, los hombres, pudiéramos llegar a Dios. Ese es el mensaje que nos deja
todos los años la Navidad. Jesucristo es la Navidad, la persona de Jesús”.
Luego de explicar las
lecturas, se refirió a la admisión del joven seminarista Carlos Rodríguez al
sacerdocio. Agradeció en primer lugar a sus padres, por su generosidad hacia la
Iglesia al regalarle a su hijo, y por las oraciones de todos estos años en los
que se Carlos se preparó en el Seminario de la vecina Arquidiócesis de Tucumán.
Luego agradeció al seminarista su entrega y su compromiso, mientras que
atestiguó su deseo de ser un buen sacerdote.
“Muchas gracias, Carlos, por
decirle sí al Señor”, manifestó, comentando luego que “Carlitos es el último
fruto del Seminario Menor de Catamarca”. También agradeció la presencia de los
sacerdotes formadores del Seminario de Tucumán, y a los párrocos catamarqueños
que lo acompañaron en su trabajo pastoral.
A continuación compartió con
los presentes el significado de este rito de admisión y leyó la oración que la
Iglesia eleva por él en la liturgia.
En otro momento de la
homilía, Mons. Urbanc agradeció a Carlos por su deseo de vivir el celibato y
promoverlo con alegría como un don de Dios. En la oportunidad, explicó que el
celibato sólo se comprende si hay amor, amor como el de Cristo por su Iglesia,
que se entrega hasta dar la vida. Siendo los célibes los que tienen la misión
de acompañar a sus hermanos marcándoles el camino al cielo.
Al finalizar la prédica, el
Pbro. Julio Avalos presentó el candidato, quien manifestó su deseo de consagrar
su vida al servicio de Dios. Un emotivo momento que fue coronado con un fuerte
aplauso de la asamblea.
La familia del seminarista
admitido acercó los dones al altar y recibió la bendición de manos del Obispo.
Al finalizar la celebración eucarística
se vivió un momento de gran emoción, que culminó con un brindis a la canasta.