El sábado 10 de diciembre,
el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, consagró el altar, bendijo el ambón y dedicó
el nuevo templo de la Virgen del Valle, en Papachacra, comunidad de Corral
Quemado, en el norte de Belén.
La celebración fue presidida
por el Pastor Diocesano y concelebrada por el Pbro. Guillermo Chanquía, Párroco
de Nuestra Señora del Rosario, con sede en Hualfín, a cuya jurisdicción
pertenece la capilla de la Virgen del Valle.
La ceremonia contó con la presencia
de autoridades municipales, encabezadas por el Intendente de Corral Quemado, Dn.
Octavio Isidro Gómez, abanderados, docentes y alumnos de la escuela de la
localidad. También se dio cita gran cantidad de vecinos y peregrinos venidos de
comunidades aledañas.
En el inicio del acto de
inauguración del nuevo templo dedicado a la Virgen del Valle, ubicado a 390
kilómetros al noroeste de la ciudad de San Fernando del Valle de
Catamarca, se
realizó el tradicional corte de cintas por parte del Obispo y las autoridades
locales, seguido de las palabras del jefe comunal, en las que dio la bienvenida
a Mons. Urbanc y expresó que “la bendición y consagración de esta capilla es un
acontecimiento muy significativo y cargado de espiritualidad. Es un lugar para
la oración, el recogimiento, el fortalecimiento de la fe cristiana y mariana”.
También se
dirigió a todos los presentes y al pueblo de Papachacra diciendo: “Dejemos
que el bondadoso amor de María del Valle nos ilumine y nos transforme en
mejores cristianos”, y en este tiempo de Adviento y preparación para la Navidad
“dejemos renacer a Jesús en nuestras vidas”, concluyó agradecido de poder ser
partícipe de este momento.
A continuación se celebró la
Santa Misa en la que se dio lectura a los decretos correspondientes y un
representante de la comunidad dedicó palabras de agradecimiento. Luego el Obispo
bendijo agua, que aspergió a las personas y el templo.
Antes de la proclamación de
los textos bíblicos bendijo el ambón, lugar desde donde Jesús prodiga al pueblo
el pan de la Palabra.
Seguido de la homilía, se
realizó la oración de dedicación de la capilla con el nombre de la Virgen María
en su advocación del Valle, después el Obispo ungió el altar con el Santo
Crisma de la misma forma que ungió las cruces adosadas a los muros del templo.
El rito de consagración continuó con la quema del incienso sobre el altar para
significar que el sacrificio de Cristo sube a Dios como suave perfume. Luego se
procedió a la incensación del pueblo de Dios y de la nave de la capilla, tras
lo cual se revistió el altar para continuar la celebración de la Eucaristía del
modo habitual.