“No
se puede celebrar el Adviento sin hablar de
María, sin imitar sus sentimientos de Madre”
En la lluviosa mañana del
jueves 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, una gran cantidad de
fieles y peregrinos colmó el templo catedralicio para participar de la Misa
Solemne de la Inmaculada Concepción de María, presidida por el Obispo
Diocesano, Mons. Luis Urbanc, concelebrada por sacerdotes del clero
catamarqueño y de otras jurisdicciones eclesiásticas del país.
Durante esta celebración
eucarística se clausuró oficialmente el Año Diocesano del Compromiso Cívico y
Ciudadano, que puso fin a la primera etapa de la Misión Diocesana Permanente.
En su homilía, el Obispo se
refirió a la fiesta de la Inmaculada Concepción, indicando que
“siempre el
culto a María ha estado muy unido al Adviento. Cuando aguardamos la venida del
Redentor que vino a librarnos de nuestra miseria, levantamos los ojos hacia su
Madre, y nos llenamos de gozo cuando recordamos los privilegios y las grandezas
de la Madre de Dios”.
“María es la predestinada,
la escogida, la purísima, la siempre presente en los decretos divinos y creada
en la santidad y la justicia, la llena de gracia y bendita entre todas las
mujeres”, afirmó.
Luego enfatizó que “el
Adviento es el tiempo mariano por excelencia, porque nadie, como la Virgen, ha
estado en el ápice de la expectación del Salvador. La Virgen del Adviento no es
la dolorosa del Calvario, ni la
asunta a los cielos; es la santa Virgen María,
plena de juventud y limpia hermosura. No se puede celebrar el Adviento sin
hablar de Ella, sin hacer un esfuerzo por imitar sus sentimientos en la
concepción y en el parto de Cristo, sin presentarla como la persona que corona
el misterio de la Iglesia”.
Compromiso
con el bien común de los catamarqueños
El Pastor Diocesano también
dedicó una parte de su reflexión “para agradecer a la Virgen y a todos los que,
de una u otra forma, han llevado adelante la temática propuesta para este año
que concluye: ‘el Compromiso Cívico y Ciudadano’, con el que
ponemos fin a la
primera parte de nuestra Misión Diocesana Permanente. En especial a la Pastoral
Social que promovió diversas actividades para propiciar un mayor conocimiento y
vivencia de la Doctrina Social de la Iglesia, ya que la fe si no está animada
por la Caridad está muerta, expresó.
Y deseó “que, a lo largo de
este bicentenario de nuestra Patria 2010-2016, hayamos dejado de ser ‘meros
habitantes, para constituirnos en auténticos ciudadanos’, fautores no sólo de
la comunidad eclesial, sino también de la sociedad civil, de la que todo
cristiano debe saberse inexcusable actor y responsable protagonista de
vanguardia”.
Por último invitó a “renovar
el amor a la Virgen Santísima y a rogarle que nos asista con su poderosa
intercesión para que cada bautizado se esfuerce por ser un ciudadano
comprometido con el Bien Común de todos los catamarqueños”.
Antes de concluir la
celebración, Mons. Urbanc entregó los certificados a quienes tuvieron
asistencia perfecta en las clases del curso de Doctrina Social de la Iglesia,
organizado durante varios meses de este año por el Equipo de Pastoral Social de
la Diócesis.
Luego de la bendición final,
todo el templo estalló en vivas y alabanzas a la Madre Morenita del Valle, que
esta tarde caminará junto a sus hijos, a partir de las 18.30.