Durante la mañana del
domingo 4 de diciembre, rindieron su homenaje a la Madre del Valle, todas las
personas que sirven en el Santuario, Ministros Extraordinarios de la Comunión,
Equipo de Liturgia, Sacristanes, Guardianes de la Virgen, Damas de la Virgen,
Colectores, Florería, Secretaría, Hospedaje del Peregrino, Sala de Promesas,
Servidores Marianos, Acción Católica Catedral, Voluntarios de María Solidaria,
Museo de la Virgen, Consagrados y devotos de María. Comunicadores de María, el
personal del Santuario y del Obispado.
La celebración fue presidida
por el Rector de la Catedral Basílica y Santuario Mariano, Pbro. José Antonio
Díaz, quien en su homilía destacó que el tiempo de Adviento que estamos viviendo
nos invita a la conversión.
En este sentido, tomando el
evangelio de Mateo proclamado previamente, expresó que “Juan el Bautista
predicaba un llamado a la conversión desde una situación de pobreza”, y que “sobre
este tema tenemos que profundizar en este tiempo, porque no
vamos a cambiar el
mundo desde las seguridades, desde la opulencia, desde el poder temporal, sino
desde la pobreza para tener no sólo una mayor libertad como Iglesia, sino sobre
todo un mayor impacto en la sociedad porque sólo desde la pobreza se puede ser
auténtico”.
Asimismo, destacó que “esto
lo plantea Juan el Bautista, dando testimonio con su propia vida. Era un hombre
creíble, y hasta los más poderosos como Herodes lo escuchaban con agrado porque
era un hombre coherente. Y éste tal vez sea el eje fundamental de toda la
predicación de la
Iglesia. No podemos exigir conversión si nosotros no nos
convertimos. No sólo en la conversión pastoral de nuevos métodos, de un nuevo
lenguaje, sino sobre todo de una autenticidad mayor en cuanto a quedar delante
de Dios por una total libertad para que El disponga de nosotros. Y en esa
disponibilidad vamos a demostrar nuestra pobreza”.
También recordó que “nos
estamos preparando para la Navidad, y éste es un tiempo precioso, es una de las
fiestas que toca las fibras más íntimas de nuestra condición humana, porque
Dios toca la naturaleza humana, Dios se hace hombre, para unirnos a El, tiende
este puente, nos reconcilia con El. En su humanidad podemos disfrutar en
plenitud de su divinidad, y en su divinidad podemos alcanzar la plenitud de
nuestra humanidad”.
En el momento de las
ofrendas acercaron elementos destinados para la atención de los hermanos
peregrinos y antes de finalizar la celebración, los servidores del Santuario se
consagraron a María en su advocación del Valle.