Con el Miércoles de Ceniza
comienza la Cuaresma, tiempo fuerte del Año Litúrgico durante el cual, el Señor
multiplica las gracias de la contrición, del perdón, de la reconciliación y de
la paz. Tiempo de reflexión que nos recuerda la justicia y la misericordia de
Dios, que se mostraron a todos los pueblos durante los cuarenta días de copiosa
lluvia del diluvio universal. Tiempo de manifestación de nuestra condición de
peregrinos que marchan hacia la Casa del Padre, como marchó el pueblo elegido
durante cuarenta años por el desierto hacia la tierra prometida. Tiempo de
cercanía con el Señor y de permanencia junto a Él, como ante su faz estuvo
Moisés durante cuarenta días con sus noches en el monte Sinaí. Tiempo de
renovación de nuestra alianza de amor con el Señor, como lo hizo Elías
marchando durante cuarenta días con sus noches hacia el monte Horeb para
renovar la alianza antigua. Tiempo penitencial asumido por cada creyente a
imitación del Maestro, quien ayunó durante cuarenta días en el desierto. Tiempo
de jubilosa esperanza, como la de los Apóstoles y demás discípulos que
contemplaron llenos de gozo al Señor resucitado durante cuarenta días antes de
su Ascensión al cielo.
Esencialmente, la Cuaresma
tiene un sentido pascual, ya que existe como preparación para la Pascua. Por lo
que la Cuaresma que hoy comienza es un
tiempo de fe en Cristo y su misterio pascual; es un tiempo de esperanza por la
participación en el triunfo de Cristo; y es un tiempo de amor a Cristo y los
hermanos, especialmente a los sufrientes.
Imposición
de la ceniza
Este tiempo comienza con la
imposición de la ceniza como signo de luto y de arrepentimiento, a imitación
del sentido pesar de Tamar, de la conversión de los ninivitas y de la actitud
de Job, quienes lloraron por las afrentas recibidas, hicieron penitencia por
sus pecados y aceptaron la voluntad del Señor con filial obediencia. Por eso,
al imponer la ceniza se recita la fórmula: “Conviértete y cree en el
Evangelio”.
La ceniza es también símbolo
de la caducidad de la vida humana, por eso se dice al imponer la ceniza: “Recuerda
que eres polvo y al polvo volverás”; palabras que no pretenden infundir temor,
sino alentar la esperanza, porque somos caminantes por la tierra hacia la
patria común del cielo, adonde esperamos llegar cuando se terminen los días de
nuestra peregrinación; pero esas palabras nos mueven también a la reflexión y a
la revisión de nuestra vida, para que veamos si de hecho promovemos la apertura
personal hacia el más allá y si es real nuestra marcha hacia la trascendencia,
lo cual no puede ocurrir si no nos convertimos en polvo en las manos de Dios
para que Él sople en nosotros el aliento de vida eterna.
Que estos sagrados días de
la Cuaresma nos sirvan a todos para entregarnos con mayor intensidad a las
prácticas propiamente cuaresmales, como la oración, la lectura orante de la
Biblia, la participación en las acciones litúrgicas, la limosna, la
intensificación de la vida religiosa y la superación de las preocupaciones
meramente humanas. En ese sentido, el constante acceso a la Palabra de Dios nos
será de mucho provecho para resistir las tentaciones, curar nuestra ceguera
espiritual, fomentar la vida interior, renovar nuestra condición de bautizados,
acentuar nuestra eclesialidad y disponernos para vivir con Jesús el misterio de
la Resurrección.
Horarios
de misas en la Catedral
A partir del miércoles 6 de
marzo, los horarios de misas en la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra
Señora del Valle son: 7.00, 8.00, 10.00, 11.00, 19.00 y 21.00.
Rezo
del Rosario
Todos los días, a partir de
las 6.00, se reza el Santo Rosario, en el Camarín de la Catedral Basílica y
Santuario Mariano.
Se invita a participar a todas
las personas que deseen poner sus intenciones particulares a los pies de Nuestra
Madre del Valle, o iniciar la jornada laboral bajo su amparo.