Luego de la Misa de Exequias
en la Catedral Basílica y antes de su partida a la ciudad de Belén, los restos
mortales del Padre Manuel Antonio Bulacio fueron llevados hasta el centenario
templo del Señor de los Milagros, en Choya, donde recibió el homenaje de la
comunidad educativa del Colegio Juan Pablo II y de los vecinos de esa
jurisdicción de la parroquia Santa Rosa de Lima.
Desde la avenida Virgen del
Valle, fue
acompañado en procesión hasta la capilla, donde se llevó a cabo una
ceremonia religiosa, presidida por el párroco, Pbro. Armengol Acevedo, quien
invitó a todos los presentes a unirse en oración para pedir por el eterno descanso
del alma del sacerdote que sirvió en ese sector del norte de la ciudad capital.
Frente la capilla, Adrián Domínguez, en representación de la
institución educativa, pronunció las palabras de despedida, indicando: “Hay
pastores que estuvieron y estarán en el corazón de su pueblo; es así como el Padre
Antonio llegaba a esta comunidad de Choya, para continuar haciendo crecer la fe
en el Maestro y su Santísima Madre. Los jóvenes ocupaban un lugar primordial en
su corazón”.
“Hoy, el Señor lo eligió,
seguramente comparte la gloria eterna junto a quien lo precedió, el Padre Mario
Villagrán. Fue un sacerdote para siempre, mediador entre Dios y los hombres”,
expresó, agregando que “queda mucho por hacer en nuestro colegio, pero damos gracias
a Dios por estos dos ángeles que guiarán esta obra”.
Destacó que “en su
apostolado de la salud supo acompañar a los enfermos no sólo del cuerpo sino del
alma. A lo largo de su vida estuvo presente junto a tantos hermanos que
extrañaremos su presencia, pero sabemos que le espera la vida eterna, allí
donde no hay dolor ni tristeza, pero sí la alegría de la Resurrección”.
Finalmente manifestó: “Hoy,
estos niños, jóvenes, familias y todos los que formamos esta comunidad
educativa del Colegio Juan Pablo II te decimos: ‘Descansa en paz, Padre Antonio.
Hasta pronto’”.
Tras este breve paso por
Choya, sus restos fueron trasladados a la ciudad de Belén, donde serán velados,
y a las 10.00 está prevista la Misa de Exequias, en el Santuario de Nuestra
Señora de Belén, para después recibir cristiana sepultura.