En el marco del Año de la
Espiritualidad de los Discípulos Misioneros, el sábado 15 de junio, tendrá
lugar el VI Encuentro Diocesano de Niños de Catamarca, también como preparación
inmediata al Año Mariano Nacional 2020, por los 400 años del hallazgo de la
bendita imagen de la Virgen del Valle.
Este evento, que todos los
años reúne a cientos de niños de toda la diócesis, está organizado por la
Pastoral de la Niñez, que, en el 5° aniversario de su creación, presentó el
logo identificatorio y su significado.
Palabra
de Dios y Eucaristía: Toda espiritualidad cristiana se centra y se
alimenta al mismo tiempo en la escucha de la Palabra de Dios y en el encuentro
personal con Jesús, Vivo y Presente en la Eucaristía. En el logo, la Biblia y
la Eucaristía se unen, no está definido dónde termina una e inicia la otra. Es
una misma presencia, una misma Persona, para ser escuchada y adorada. Ambas
(Biblia y Eucaristía) son alimento, luz y Vida para el camino del discípulo de
Jesús.
Virgen
del Valle y Niños: Sobre la Palabra de Dios camina la Virgen,
tomando de la mano a los niños, que los conduce a escuchar y vivir de la
Palabra de Dios y los encamina a encontrarse con su Hijo Jesús en la
Eucaristía, como mandato del Señor a Ella, desde hace 400 años ininterrumpidos
en nuestra tierra catamarqueña. Van en una actitud alegre y confiada, segura y
constante, pues es la disposición del discípulo que se deja guiar y conducir,
animados por el Santo Espíritu, al encuentro con el Señor.
Bandera
Argentina: La blancura de la Eucaristía, de la cual se desprende el
sol en el medio y el círculo celeste, nos remite a nuestro emblema nacional, la
bandera de nuestra Patria. Jesucristo es y deber seguir siendo siempre el
centro y la esperanza de nuestra Patria, que se dispone a celebrar el Año
Mariano Nacional 2020.
Lema: De
la cita bíblica del Evangelio de San Juan 6,68, es tomado el lema, cuya frase
es de San Pedro, en la Sinagoga de Cafarnaúm, quien expresa al mismo Jesús,
ante su pregunta a los discípulos: “Y ustedes, ¿también se quieren ir?”. Pedro
responde resueltamente: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes Palabras de vida
eterna”. El discípulo de Jesús sabe que solo en Él puede encontrar el sentido
profundo a su vida y a su caminar.