Durante la mañana del
domingo 2 de diciembre, rindieron su homenaje a la Madre del Valle, los servidores
y colaboradores del Santuario: Ministros de la Comunión, Grupo de Liturgia,
Sacristanes, Guardianes de la Virgen, Colectores, Damas de la Virgen, Florería,
Secretaría, Hospedaje del Peregrino, Sala de Promesas, Servidores Marianos,
Acción Católica Catedral, Consagrados y Devotos de María, Servidores-Cadena de
la Virgen, Voluntarios de María Solidaria, Museo de la Virgen, Servidores en la
Gruta, Equipo Revista Stella, Músicos y Coros.
La celebración fue presidida
por el Rector de la Catedral Basílica y Santuario Mariano, Pbro. José Antonio
Díaz, quien en su homilía dijo que “hoy iniciamos el tiempo de Adviento del
nuevo año litúrgico, que culminará en 2019 con la fiesta de Cristo Rey del
Universo. Un año decisivo para nosotros porque estaremos de un modo inmediato
preparando el Jubileo por los 400 años, declarado por los Obispos de Argentina como
Año Mariano Nacional, desde el 8 de diciembre de 2019 hasta el 8 de diciembre
de 2020. Y en abril, vamos a
celebrar el 4° Congreso Mariano Nacional en
Catamarca”.
Sobre este acontecimiento,
que reunirá a gente de todo el país, expresó que “estamos con una expectativa
enorme, con una esperanza muy grande de sentir que la Madre nos convoca de
nuevo como pueblo, nos convoca a renovarnos, a purificarnos, a convertirnos. Todos
los santuarios marianos son un foco de atracción para el pueblo de Dios desde
el corazón de la Madre que nos orienta al encuentro con Jesucristo. Él es el
centro de nuestra fe y esperanza, quien escucha nuestras súplicas de su Madre y
nos concede las gracias que venimos a pedir”.
“En estos días, toda la
Iglesia se pone en las manos de María y con Ella quiere retomar el camino con
mayor entusiasmo”, manifestó, agregando que “el Adviento nos devuelve
esperanza, no sólo por los sentimientos bonitos que genera la Navidad, sino
porque nos muestra una humanidad distinta”.
También afirmó que “desde
ahora necesitamos empezar a prepararnos para que la Navidad sea un
acontecimiento profundamente transformador en el seno de nuestras familias y la
sociedad”, porque “la Iglesia nos convoca a ser protagonistas de una sociedad
distinta, para devolverle la esperanza a mucha gente que la ha perdido”
“No somos peregrinos con las
manos vacías, somos peregrinos con las manos llenas de la presencia de Dios,
que motoriza una transformación desde adentro. Para eso
hace falta trabajar en una
evangelización más vigorosa, más llena de vida, porque lo que tenemos que
comunicar es la vida misma”, señaló, exhortando a que “renovemos la esperanza,
levantemos la mirada. Que la Madre nos acompañe en este camino de ser nuevos,
para renovar todas las cosas”.
Luego de la oración
comunitaria, en el momento de las ofrendas, los alumbrantes acercaron elementos
que se utilizarán para la atención de los hermanos provenientes de distintos
puntos del país.
Antes de finalizar la
celebración, los servidores y colaboradores del Santuario se consagraron a
María en su advocación del Valle.