Mons.
Urbanc: “Que Santo Domingo nos dé el fervor misionero para predicar a Jesús,
orar y atender a los necesitados”
El viernes 8 de agosto, la
comunidad de las Monjas Dominicas de Clausura celebraron a su Patrono Santo
Domingo de Guzmán, en el Monasterio Inmaculada del Valle, ubicado camino a El Jumeal,
en la ciudad capital.
La Santa Misa fue presidida
por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por sacerdotes del
Decanato Capital, en la capilla del monasterio, hasta donde fue llevada la
imagen de Santa Rosa de Lima, Patrona de la jurisdicción parroquial donde está
inserta la comunidad religiosa.
Durante su homilía, Mons.
Urbanc expresó que “Santo Domingo tiene esa hermosa máxima que dice: ‘Hablar
con Dios o hablar de Dios o sino callarse’. Cuánto bien haríamos en el mundo si cada uno de
nosotros habláramos de Dios o con Dios, si cada uno estuviera convencido que lo
que hablemos nazca de la unión con Dios y del deseo de compartir a ese Dios que
es nuestra vida que transcurre en la presencia de Dios. Muchas veces no nos
damos cuenta que si Dios se olvidara de nosotros, desapareceríamos. Así como
nadie habla del aire, porque mientras está en los pulmones estamos todos contentos, ni nos ocupamos de
agradecer y solo nos ocupamos cuando se tiene la sensación de que falta; Dios
es así como el aire, que si no lo tienes, mueres, desapareces”.
Resaltando la figura de
Santo Domingo manifestó que “ha sido un hombre creyente, lleno de amor a Dios y
precisamente porque el amor de Dios estaba en su corazón se dedicó a anunciarlo”,
y se preguntó “¿por qué nos cuesta tanto a nosotros anunciar a Dios? ¿Será
porque no significa nada en mi vida? Pero cuando uno lo logra, y esto es fruto
de un camino, de una profunda vida de oración, de contemplación y de recepción
de los sacramentos, especialmente la Eucaristía, nos da esa fuerza para que
donde estemos irradiemos a Dios. Lamentablemente, muchas veces, constatamos que
no solo no hablamos de Dios sino que
hasta nos avergonzamos de Él. Jesús llegó a decir que ‘todo aquel que se avergüence
de mí delante de la gente, Yo me avergonzaré de él delante de mi Padre”.
Disfrutar
de la ternura de Dios
En otro tramo de su
predicación rescató una parte del texto de
Mateo capítulo 16, que “nos dice que todo aquel que busque salvar su vida la
perderá pero todo aquel que perdiera su vida por el Evangelio, la ganará. Esto
hicieron todos los Santos y también lo quieren hacer las Monjas de este
Monasterio en Catamarca. Cuántas veces escuchamos decir: ‘Pobrecitas, dejaron
el mundo para encerrase, debe ser tan tristes’. Eso piensan los de afuera
porque no saben lo que es estar con
Dios, lo que es el gozo de poder disfrutar de la ternura, del cariño de Dios.
Esencialmente uno deja todo para tener al Todo. Cuántas veces nos enamoramos de
una partecita del Todo. Santa Teresa decía: ‘No busquen los consuelos de Jesús,
búsquenlo a El’. Tenemos que poner empeño en buscarlo, ser coherentes, estar
dispuestos a dejar todo para ser felices . Cada bautizado tiene que llevar a
cabo la consigna de Jesús para que el mundo cambie totalmente. Le pidamos a
Santo Domingo que nos dé a nosotros el fervor misionero que lo llevó a andar de
pueblo en pueblo predicando a Jesús, orando y atendiendo a los necesitados”.
La
alegría que nace de la unión con Dios
En la parte final de su
homilía, el Obispo enfatizó: “Dicen los textos históricos que Santo Domingo ha
sido un hombre muy alegre, de sonrisa permanente, sonrisa que salía de la paz,
de la unión con Dios. Entonces, que también nosotros logremos esa paz interior
frente a las adversidades .Que Nuestra Madre del Valle, bendiga abundantemente
a las queridas Monjas de este Monasterio y a todas las Monjas Dominicas extendidas
en todas partes del mundo, para que desde sus monasterios puedan ir siendo
lámparas que arden en la noche de este mundo y que orientan, dando fortaleza a
los que luchan y debaten en esta vida. Este es el servicio misionero que ellas
prestan, no porque no estén en la calle se piense que no misionan. La misión se
hace desde el corazón y desde la unión con Jesús, El también quiere escuchar a
esta Marías y quiere que estén a su
lado. Por estas Marías tenemos que orar para que sean muchas las mujeres que
estén dispuestas a querer enamorarse de Jesús, para que se queden siempre al
lado de El cumpliendo la tarea evangelizadora de la Iglesia”.
Al finalizar la celebración eucarística, las Monjas
invitaron a todos los presentes a compartir un brindis fraterno.