En este día, y en el marco de
este año en que la Iglesia de Catamarca dedica su mirada y su trabajo de manera
especial a los niños, niñas y adolescentes, deseo expresarles de corazón mi
afecto y cercanía a los más pequeños de nuestra comunidad.
También considero oportuno compartir
con los adultos algunos pensamientos que consigno en la Carta Pastoral que
elaboré como un aporte sobre esta etapa, la más importante, trascendental y
delicada de la vida humana.
Resulta maravilloso reflexionar
que es precisamente aquel Niño recién nacido de Nazareth, gracias al ejemplo
coherente de sus padres, quien, como Maestro de la Verdad y Testigo del Amor,
mostrará un afecto extraordinario por los niños: “Dejen que los niños vengan a
mí, no se lo impidan, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios” (Mc
10,14). Otra vez, estando los Apóstoles discutiendo sobre quién era el más
grande, pondrá en medio de ellos a un niño y dirá: “Si no cambian y se hacen
como niños, no entrarán en el Reino de los cielos” (Mt 18,3). Y más adelante
advierte duramente: “¡Ay de aquel que escandalice a uno de estos pequeños que
creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una piedra de molino y lo
echen al mar!” (Mt 18,6).
Por eso, Jesús nos dice a los
adultos, con toda contundencia y sin ambigüedades: “Si no cambian y se hacen
como niños, no entrarán en el Reino de los cielos”, ya que en el niño hay lo
que debemos tener si queremos entrar en el Reino de Dios: sencillez, confianza,
bondad y pureza; valores que debemos cuidar y hacer crecer en los niños.
“¡Qué importante es el niño para
Jesús! Se podría afirmar, desde luego, que el Evangelio está profundamente
impregnado de la verdad sobre el niño. Incluso podría ser leído en su conjunto
como el ‘Evangelio del niño’» (Juan Pablo II a los niños, 13-12-1994).
Pongo a todos los niños y niñas
bajo la protección de la muy amada Virgen del Valle a quien ruego que nos
acompañe, como lo hizo junto a su esposo san José en la educación de su Hijo
Jesús, a ser verdaderos custodios de nuestros niños y adolescentes.
A todos les hago llegar mi
bendición.
Mons. Luis Urbanc
8º Obispo de Catamarca