La jornada contó con la
participación de numerosos sacerdotes provenientes de distintos puntos del
territorio diocesano, y el protagonismo de los niños. Mons. Luis Urbanc
presidió la Misa de cierre en el altar mayor de la Catedral Basílica.
El jueves 4 de abril, la
Diócesis de Catamarca vivió una jornada de intensa oración por la paz en el
mundo, al cumplirse el centenario de la partida al cielo de San Francisco
Marto, uno de los Pastorcitos de Fátima.
La propuesta lanzada desde
el Santuario de Fátima, Portugal, a todos los pueblos del
mundo, se llevó a
cabo en el marco del Año de la Espiritualidad de los Discípulos Misioneros, que
vive la nuestra diócesis, camino al Jubileo por las 400 años de la presencia de
María en el Valle.
Las actividades contaron con
la participación de una gran cantidad de sacerdotes del clero diocesano,
quienes en horas de la mañana compartieron un encuentro fraterno y de formación
en la casa de retiros espirituales Emaús, mientras que durante la tarde atendieron
a los fieles que se acercaron al Sacramento de la Reconciliación, en la
Catedral Basílica.
La
oración de los niños
A pesar de la intensa
lluvia, muchos niños se dieron cita en el Santuario Mariano, para participar
del rezo del Santo Rosario y la adoración al Santísimo Sacramento, colocado en
el altar mayor a cuyos costados se
ubicaron la imagen de Nuestra Señora de Fátima y un cuadro con las imágenes de
San Francisco y Santa Jacinta Marto, los Pastorcitos, a quienes la Virgen se
les reveló en Fátima.
Este espacio de
espiritualidad fue organizado por la Pastoral de la Niñez y
contó con la
participación de pequeños de distintas instituciones educativas, quienes fueron
desgranando uno a uno los misterios del Rosario, rogando especialmente por la
paz en el mundo y en los corazones de todos los hombres.
Como parte de las
actividades, el Padre Padre Federico Burbridge, del Instituto de Fátima, ofreció
una charla sobre “La espiritualidad mariana”.
En
torno a la Eucaristía
La jornada culminó con la
celebración de la
Santa Misa, presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis
Urbanc, y concelebrada por numerosos sacerdotes llegados desde distintos puntos
del territorio diocesano.
Durante su homilía, Mons.
Urbanc mencionó el tiempo especial que vive la diócesis, en el año previo a la
celebración del Jubileo, el Año Mariano Nacional y el IV Congreso Mariano
Nacional, en que “nos hemos abocado a profundizar esta vida según el espíritu,
porque tenemos que vivir animados por el Espíritu Santo”, dijo.
En este contexto, afirmó que
“nos vino esta bendición de Dios, en este día 4 de abril, en el que exactamente
conmemoramos los 100 años de la partida de esta vida al cielo de San Francisco
Marto, el hermanito de Jacinta, los videntes de Fátima. Y se propuso desde
Fátima para todo el mundo, rezar por la paz en el mundo, por la conversión de
los pecadores, algo que pide siempre la Virgen en las apariciones. Ella no se
cansa de pedir que apuntalemos mucho el rezo del Santo Rosario”.
Asimismo, comentó que para
este día “por ser primer jueves de mes y como estamos ya hacia el final de la
Cuaresma, le propuse al Presbiterio que nos podamos reunir los sacerdotes y el
pueblo fiel de Dios para unirnos a todo el mundo en esta hora de adoración, de
rezo del Santo Rosario, y aquí culminamos con la Misa”.
El Pastor Diocesano
manifestó que “este encuentro sacerdotal y estar en medio de ustedes nos
refuerza”, a la vez que agradeció a los presbíteros “este un hermoso gesto de
venir y que el pueblo de
Dios nos vea unidos; tenemos hermanos enfermos, les
pido de corazón que no se olviden de rezar mucho por nosotros y de cuidarnos
con su afecto, su consejo oportuno, para que podamos siempre dar testimonio del
amor de Dios en medio de este pueblo de Catamarca, que peregrina hacia el Padre”.
En otro tramo de su mensaje
invitó a los catamarqueños a prepararnos para vivir el Jubileo, indicando que “nosotros
somos los protagonistas de este acontecimiento, que nos tiene que proponer el
desafío de la santidad”.
Para ello, señaló que “tenemos
la ayuda de la Virgen”, a quien rogó que “nos siga entusiasmando en ser una Iglesia
misionera; ahora va a empezar una gran misión específica en la diócesis,
preparando los hogares de los catamarqueños para poder celebrar el Año Mariano,
el Congreso Mariano Nacional y nuestro Jubileo. Muchos peregrinos y por lo
menos unos 10 mil congresistas vendrán en abril del año que viene. Por eso,
hermanos, a preparar las casas, porque hay que recibirlos”.
Al finalizar la celebración
eucarística, el Obispo consagró la diócesis al Inmaculado Corazón de María.