El Obispo llamó a los
sacerdotes a “ser siempre apóstoles de la alegría, de la esperanza, del amor y
del Evangelio”
Una jornada de fiesta vivió
la Iglesia que peregrina en Catamarca, el martes 16 de abril, con la
celebración de la Misa Crismal y la inauguración de la Capilla del Santísimo en
la Catedral Basílica. La ceremonia litúrgica fue presidida por el Obispo
Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por 52 sacerdotes que trabajan
pastoralmente en las 31 parroquias distribuidas a lo largo del territorio
diocesano, quienes durante la mañana participaron de la jornada de formación y
espiritualidad, en la casa de retiros
espirituales Emaús.
Con la participación de una
gran cantidad de fieles que colmó el Santuario de la Madre del Valle, durante
la Eucarística se consagró el Santo Crisma y se bendijeron los óleos de los
catecúmenos y de los enfermos, y los presbíteros renovaron las promesas
sacerdotales.
En su homilía, Mons. Urbanc
agradeció “al Señor el inefable don del sacerdocio con el que fuimos
configurados con Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Todos somos conscientes
cuánto nos supera el misterio que acontece en la vida de cada uno de nosotros. De
allí que necesitamos de la iluminación progresiva del Espíritu Santo para irnos
adentrando en él”.
Citando una expresión tomada
de Presbyterorum Ordinis dijo que “los presbíteros han sido tomados de entre
los hombres y constituidos en favor de los hombres para las cosas que se
refieren a Dios, para ofrecer dones y sacrificios en remisión de los pecados;
viven pues en medio de los demás hombres como
hermanos en medio de los hermanos”.
En este sentido, afirmó que “cada
uno de nosotros ha nacido y crecido en un contexto humano concreto; ahí
aprendimos los primeros valores y a relacionarnos, absorbiendo la
espiritualidad del pueblo”. Por ello señaló que “no podemos ser sacerdotes
creyendo que fuimos formados en un laboratorio; sino que nacimos, crecimos y
nos educamos en una familia donde tuvimos una experiencia con la ‘tradición’ de
la fe y que la fuimos personalizando a partir del llamado al
discipulado y al
sacerdocio, con la sola convicción de configurarnos con Jesucristo, Maestro,
Pastor y Sacerdote, para servir a la Iglesia y con ella a toda la humanidad”.
Asimismo, resaltó que “la
Familia, Iglesia doméstica, primer y fundamental lugar de formación humana, es
el natural ‘centro de pastoral vocacional’ donde puede germinar en los jóvenes
el deseo de una vida entendida como camino vocacional, para recorrer con
empeño, generosidad y alegría. En familia y en todos los demás otros contextos
comunitarios –escuela, parroquia, asociaciones, grupos de amigos– aprendemos a
estar en relación con
personas concretas, nos hacemos modelar por el trato con
ellos, y nos convertimos en lo que somos también gracias a ellos”.
En otro tramo de su mensaje
manifestó que “para ser buenos sacerdotes, hemos de amigarnos con nuestra
propia humanidad, conocer y amar nuestro origen e historia, con sus riquezas y
sus heridas, y aprender a estar en paz con ella, alcanzando la serenidad de
fondo, propia de un discípulo del Señor. Por lo cual, la formación humana
permanente es una necesidad para cada uno de nosotros, para que sepamos manejar
nuestras limitaciones y potenciar los talentos”.
“¡Seamos siempre apóstoles
de la alegría, de la esperanza, del amor y del Evangelio! Por cierto, muy
conscientes que no somos nosotros los que damos la fuerza al Evangelio, pero,
sí, que podemos favorecer o entorpecer el encuentro entre el Evangelio y las
personas. Nuestra humanidad es el ‘vaso de barro’ donde guardamos el tesoro de
Dios, un vaso que debemos cuidar, para transmitir bien su precioso contenido”,
expresó.
Dirigiéndose a los fieles,
pidió: “Queridos hijos de esta amada Iglesia de Catamarca, recen sin
desfallecer por nosotros, indignos sacerdotes, elegidos por la Misericordia del
Señor para servirlos en todo lo que atañe a su salvación y dicha eternas. No se
detengan en nuestras miserias y pecados, sino vean con ojos de fe la obra que
Dios va haciendo en la humanidad por medio de estos frágiles, pobres y tantas
veces infieles servidores”.
Bendición
de óleos y consagración del
Santo Crisma
Luego de la renovación de
las promesas sacerdotales, fueron bendecidos los óleos de los enfermos y de los
catecúmenos; y se consagró el Santo Crisma con el que se administrarán los
Sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Orden Sagrado.
Posteriormente, el Obispo
entregó los óleos consagrados a cada uno de los párrocos de las 31 parroquias distribuidas
en los cuatro Decanatos: Capital, Centro, Este y Oeste, de la diócesis, como
también del Santuario
Mariano, Obispado y al responsable de la Pastoral de la
Salud.
Capilla del Santísimo: "Un regalo para la Virgen"
Antes de la bendición final,
se llevó a cabo la inauguración de la Capilla del Santísimo Sacramento de la
Catedral Basílica. Una obra muy esperada, concretada con el esfuerzo y la
oración de mucha gente.
“Es una ofrenda a la Madre
del Señor en sus 400 años de presencia entre nosotros”,
dijo el Padre José
Antonio Díaz, Rector de la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del
Valle, quien explicó que “la Catedral Basílica lleva el título del Santísimo
Sacramento, además de ser el Santuario de la Virgen del Valle. Tiene en la
cúpula central una imagen de la Eucaristía a quien está consagrado. Por eso extrañábamos
un lugar dedicado exclusivamente a la reserva del Santísimo Sacramento y
adoración personal”.
Aclaró que “la Capilla no
está pensada como lugar de celebraciones, para lo cual está el Altar Mayor. Este
espacio sagrado
está proyectado como lugar de luz, por eso el vitral, de color
blanco, y como lugar de silencio y oración, por ello está alejado de la zona de
alta circulación del templo. A la vez es una zona de calidez con la presencia
del Sagrado Corazón en su ingreso y la invitación ‘Vengan a mí’”.
El presbítero aseveró que “es
una ofrenda a la Madre del Señor en sus 400 años de presencia entre nosotros.
El mejor regalo que se le puede hacer a la Madre es que su Hijo sea exaltado,
escuchado y obedecido. También un regalo para nosotros, puesto que tendremos un
lugar más digno para la oración personal con el Señor.
Inmediatamente, se llevó en
procesión la Custodia con el Santísimo Sacramento hacia la nueva capilla,
ubicada al final de la nave lateral norte.
En el ingreso, se realizó
una breve ceremonia, oportunidad en que se escucharon las emotivas palabras de
la arquitecta Catalina Ortiz, quien tuvo a su cargo el proyecto y la dirección
técnica de la obra.
La profesional comentó el
proceso personal de encuentro con Dios que vivió, siendo “un instrumento para
proyectar y dirigir su obra, la Capilla del Santísimo Sacramento del Altar, con momentos de mucha oración y adoración”.
En esta tarea dijo que experimentó
el acompañamiento de la Virgen María, San José, San Manuel González, Patrono de
los Sagrarios Abandonados, “a quien acudí por causalidad, pidiéndole su
intersección ante Dios por esta obra, dándome valor y seguridad para continuar
en ella”. También agradeció al Padre José Antonio Díaz, a su familia, y “a
todas las personas que han realizado la mano de obra en la construcción de la
Capilla, durante estos tres años y medio”.
Comentó que los trabajos se
iniciaron en septiembre 2015, describió que “la Capilla se compuso por
diferentes elementos simbólicos eucarísticos, a saber:
“El
Altar: Formado por el antiguo trono de la Virgen en madera
restaurado de forma octogonal, sobre el cual se asienta el pedestal de mármol,
y la Custodia sobre este último, remata con un semi ábside, de vitraux, que
asemeja a la cúpula del altar mayor, representando el Sol en el cielo, la Hostia con sus rayos de luz, el Sol es el Señor,
el centro de todo”.
“El
Espacio de Adoración: se manifiesta en el área antes del altar,
con piso de piezas romboidales en mármol, en el centro del espacio, el pelícano
eucarístico, motivo en mosaiquismo, simboliza que como el
pelícano le da de
comer a sus crías, Cristo se nos da en especies de pan y vino, que es su Cuerpo
y Sangre”.
“El
ingreso: se reutilizó la puerta ventana de vidrio con vitraux, que
poseen también imágenes eucarísticas”.
“La
pared de piedra: se revaloriza la antigua pared que estaba
revestida, a través de la cual se expresa el uso del elemento roca y piedra mencionado
en distintas citas bíblicas, resaltando que los fieles debemos ser como piedras
vivas, constructores de la Iglesia, el Señor es la Roca”.
Seguidamente, se descubrió
placa y se ingresó al recinto, donde hubo un momento de adoración al Santísimo.