Homenaje
de los medios de comunicación y
acción de gracias por los mártires beatos
En el primer día del
Septenario en honor a la #VirgendelValle, rindieron su homenaje los medios de
comunicación social estatales, privados y eclesiales de comunicación social televisivos,
gráficos, digitales, radiales, Radio María, página web Morenita del Valle,
Comunicadores de María, programa Mateando con la Vida y Pastoral de la
Comunicación Social.
La celebración dio inicio
con el ingreso en procesión de los alumbrantes, los sacerdotes concelebrantes,
y el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, quien presidió la Eucaristía.
Los comunicadores sociales participaron
de los distintos momentos de la ceremonia
litúrgica, guiando, proclamando las
lecturas y el Salmo; elevando las oraciones al Padre, en las que se rogó por la
Iglesia, el Papa Francisco, el Obispo y los sacerdotes, por los comunicadores
sociales y sus familias, como también por aquellos que ya partieron a la Casa del
Padre.
También acercaron las
ofrendas de alimentos y otros elementos, como también el pan y el vino, para
ser presentados en el altar.
Durante su homilía, Mons.
Urbanc dio la bienvenida a los alumbrantes y agradeció a Dios por los 128 años
de la Coronación Pontificia de la Imagen de la #VirgendelValle, conmemorada el
12 de abril.
También se sumó a la acción
de gracias de la Iglesia “por la beatificación de los mártires riojanos,
celebración en la que participé esta mañana. Que estos hermanos, que derramaron
su sangre como la de Cristo por la instauración del Reino de Dios en el mundo,
nos ayuden a ser testigos alegres, valientes y generosos de Jesucristo en los
tiempos que nos toca vivir con sus desafíos, tan o más complejos que aquellos”,
dijo.
“Nuevas ideologías nos
desafían con artera virulencia y los cristianos estamos llamados a ser sal, luz
y levadura en medio de la cultura reinante, la que tenemos que
comprender y
amar para poder dialogar con ella y proponerle de modo claro y comprensible el
mensaje perenne de Jesús a fin de que su amor y su vida la transforme y
purifique”, manifestó.
Luego de reflexionar sobre
el Evangelio proclamado, pidió a la Virgen “que nos ayude a no ser como el
apóstol Tomás, que no confía en el testimonio de los hermanos, ya que la transmisión
de la fe se hace por medio de la predicación y el testimonio de vida, sino que
de tal manera vivamos nuestra unión con Jesús, que seamos creíbles en todo. Que
nuestras familias sean verdaderas transmisoras de la fe a las
futuras
generaciones. Que sepan dar razones de su esperanza a quien la pida. Que se
sepan felices porque sencillamente creen y encaminan sus vidas según las
enseñanzas del Divino Maestro, bajo la guía del Espíritu Santo y en comunión
con toda la Iglesia, superando indiferencias, mezquindades, individualismos,
divisiones, envidias, desprecios y marginaciones”.
TEXTO
COMPLETO DE LA HOMILÍA
Queridos devotos y
peregrinos:
Hace dos horas que
realizamos el piadoso gesto de entronizar la sagrada imagen de la Virgen del
Valle en el presbiterio de esta catedral basílica para que nos acompañe a lo
largo de este septenario con el que
agradeceremos a Dios los 128 años de su
coronación pontificia. Bienvenidos a esta celebración eucarística pascual, y
que Jesús Resucitado nos renueve en nuestro fervor apostólico para anunciar con
gozo que Él vive.
Antes que nada daremos
gracias en esta Misa por la beatificación de los mártires riojanos, celebración
en la que participé esta mañana. Que estos hermanos, que derramaron su sangre
como la de Cristo por la instauración del Reino de Dios en el mundo, nos ayuden
a ser testigos alegres, valientes y generosos de Jesucristo en los tiempos que
nos toca vivir con sus desafíos, tan o más complejos que aquellos. Nuevas
ideologías nos desafían con artera virulencia y los cristianos estamos llamados
a ser sal, luz y levadura en medio de la cultura reinante, la que tenemos que
comprender y amar para poder dialogar con ella y proponerle de modo claro y
comprensible el mensaje perenne de Jesús a fin de que su amor y su vida la
transforme y purifique.
Las lecturas de este segundo
domingo de Pascua, en la que de modo particular se pone de relieve la
Misericordia de Dios, nos proponen con claridad lo que producía en las personas
y en la sociedad el testimonio de los apóstoles, congregando a multitudes que
eran animadas por un mismo espíritu de amor recíproco y a Dios, aceptando los
nuevos contenidos de la fe en Jesucristo, Muerto y Resucitado, de manera que
eso los llevaba a arrimar a cuanto enfermo había para que los apóstoles los
tocaran y bendijeran.
Pero no todo es alegría y
triunfo, también están las tribulaciones y persecuciones por causa de Cristo,
al menos así lo atestigua la lectura del Apocalipsis, ya que el vidente se
encuentra recluido en la isla de Patmos a causa de la Palabra de Dios y del
testimonio que de ella daba a través de la predicación y de la conducta acorde
a la fe recibida. Pero Jesús no nos abandona, Él camina con su Pueblo, con su
Iglesia, nos
reconforta y sostiene con la fuerza de los sacramentos, la caridad
con los hermanos, la oración. Siempre dirá a su Iglesia y a cada uno: “No
temas. Yo vencí, vivo para siempre”.
En el Evangelio escuchamos
tres veces el nuevo y definitivo saludo de Cristo resucitado: ¡La Paz esté con
ustedes! Y que nosotros utilizamos en las celebraciones litúrgicas y también algunos
en la vida cotidiana.
Si Jesús saluda así es
porque un nuevo orden quedó instaurado en toda la creación. La paz con Dios ha
sido restablecida gracias su muerte y resurrección. Ahora, visibilizar esa paz
se nos ha convertido en tarea por medio de nuestro amor mutuo a ejemplo de
Jesús. Es un amor que se hace superador de la mera justicia humana. Esa paz
será duradera en la medida que
estemos dispuestos a subir y a morar en el
peldaño más alto del amor que es el perdón, a ejemplo de Jesús en la Cruz, dispuestos
incluso a quedar en ridículo por obrar a ejemplo de Él. Aquí nos ayuda mucho el
ejemplo de la Virgen María, que supo acompañar con su dolor silencioso y
confiado la inmolación de su Hijo en favor de la salvación de la humanidad,
conforme al plan concebido por Dios, Padre eterno y misericordioso.
Otro aspecto, sumamente
importante de este pasaje y que es propio del evangelista Juan, radica en la
efusión del Espíritu Santo por parte de Jesús en orden a capacitar a los
apóstoles para ser dispensadores del Perdón divino que Jesucristo conquistó
definitivamente en favor nuestro. Perdón que llega a todo aquel que lo implora
con fe; y que se retiene a quien no se abre a la misericordia de Dios. ¡Cuánto
tenemos que vivir de este perdón para hacerlo creíble y apetecible por aquellos
que no les parece necesitarlo, ni pedirlo.
Por último, le pidamos a la
Virgen Santa que nos ayude a no ser como el apóstol Tomás, que no confía en el
testimonio de los hermanos, ya que la trasmisión de la fe se hace por medio de
la predicación y el testimonio de vida, sino que de tal manera vivamos nuestra
unión con Jesús, que seamos creíbles en todo. Que nuestras familias sean
verdaderas trasmisoras de la fe a las futuras generaciones. Que sepan dar
razones de su esperanza a quien la pida. Que se sepan felices porque
sencillamente creen y encaminan sus vidas según las enseñanzas del Divino
Maestro, bajo la guía del Espíritu Santo y en comunión con toda la Iglesia,
superando indiferencias, mezquindades, individualismos, divisiones, envidias,
desprecios y marginaciones.
¡¡¡Nuestra Señora y Madre
del Valle, ruega por nosotros!!!