Los días 3 y 4 de mayo, miembros
de la Pastoral de Adicciones de Catamarca participaron de la primera reunión
anual de la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia. La
misma tuvo lugar en Ezeiza, Buenos Aires, con la participación de 24 diócesis
de Argentina.
La convocatoria estuvo a
cargo del coordinador nacional, Pbro. José María "Pepe" Di Paola, y
giró en torno a la temática "Ganemos la calle con el deporte
inclusivo", planteando la cultura del encuentro y el
deporte como escuela
de prevención.
En la oportunidad, se dio a conocer el
siguiente documento:
“Ganemos la calle con el
deporte inclusivo”
Cultura
del Encuentro y Deporte como Escuela de Prevención
Reunidos
como Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia,
reconocemos que muchas de las comunidades de nuestro país se ven desbordadas
ante la dificultad de prevenir la problemática de las adicciones en nuestros
niños y jóvenes. Sin embargo, una praxis cotidiana se da en todos nuestros
espacios eclesiales y es válida respuesta preventiva: se trata del DEPORTE como
lugar de encuentro y contención, buen uso del tiempo libre, proceso educativo,
desarrollo personal y social, puente entre la calle y la escuela, y experiencia
de comunidad.
En
sintonía con el último comunicado de los curas villeros sobre la problemática
del trabajo, reconocemos que la mala y escasa alimentación limita las prácticas
deportivas y disminuye las capacidades físicas para el sano desarrollo y
crecimiento de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ). El juego y el
deporte son un derecho natural que todos tenemos después del derecho a la vida,
y no podemos dejar de defenderlo.
La
fomentada cultura del podio y del exitismo valora solamente al que gana, los
demás entran en la cultura del descarte. Esto se contrapone a la cultura del
encuentro, en la que seguimos trabajando como Iglesia para el crecimiento
pacífico de la sociedad.
Nos
sentimos en comunión con el documento “Dar lo mejor de uno mismo” presentado
por el Papa Francisco en 2018, el cual presenta el deporte como medio de misión
y
santificación. A partir de ello compartimos que nuestra labor pastoral para
este año busca promover la práctica del deporte comunitario como respuesta
preventiva y de fortalecimiento del tejido social.
De
los 11,8 millones de menores de 17 años que habitan el suelo argentino, el
41,2% vive en pobreza estructural y el 63,4% de ellos está privado de algún
derecho. En un año 600.000 niños más de nuestro país cayeron en la pobreza, de
los cuales 590.000 chicos son indigentes. Estamos en una carrera contra la
cultura de la muerte para hacerles llegar a nuestros chicos una pelota antes
que la droga.
Ante
tamaña crisis es necesario multiplicar espacios de contención y cuidado de la
vida. Con dolor reconocemos que, tras la dura situación económica actual, no
pocos clubes de barrio no pueden abrir sus puertas en nuestro país. Anhelamos
que como Iglesia seamos más abiertos, comprometidos y presentes en la búsqueda,
conservación y multiplicación de puntos deportivos, de tal modo que no se les
quiten más cosas a nuestros niños y jóvenes.
Que
nuestra respuesta como Iglesia sea multiplicar en cada barrio la pedagogía de
la presencia: estando de manera significativa entre chicas y chicos, escuchando
con humildad sus gritos, generando vínculos educativos, acompañándolos con la
confianza puesta en sus potencialidades de bien, y con la esperanza de que
pueden salir de cualquier situación de esclavitud y falta de sentido.
Queremos
que los NNAJ de sectores populares sean protagonistas de la historia y no meros
destinatarios de la beneficencia de otros. La mirada es desde la inclusión,
desde el aliento, desde el desarrollo del potencial.
Motivamos
a las comunidades diocesanas a que nos sigamos comprometiendo con las actividades
deportivas, y pedimos al Estado que ponga en marcha las leyes vigentes,
especialmente las de apoyo a clubes de barrio —N° 27.098— y la de Asignación
Universal por Deporte —N° 27.201— (incumplida en los últimos gobiernos) para
formalizar y reactivar comisiones y clubes.
A
contramarcha de las ideologías individualistas queremos ser una Iglesia
inclusiva, soñamos un deporte para todos, en el que nadie se quede afuera.
Estamos convencidos de que el deporte es práctica de dignidad humana, vehículo
de fraternidad y medio de trabajo para la no violencia.
Para
el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de
Drogas a conmemorarse el 26 de junio, proponemos generar en cada diócesis
maratones o actividades deportivas, y nos uniremos todos con el lema “Ganemos
la calle con el deporte inclusivo”.
El
Señor Resucitado es nuestra fuerza. Encomendamos estas acciones a María bajo la
advocación de Nuestra Señora del Valle y al beato Ceferino Namuncurá, patrono
de nuestra Pastoral.
Comisión
Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia
Conferencia
Episcopal Argentina