Camino a la Beatificación

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03 marzo 2022

Miércoles de Ceniza en Catedral

Inició la Cuaresma rogando por la paz en Ucrania

 

“La praxis de la cuaresma apunta a la relación con Dios en la oración, con el prójimo en la caridad  con uno mismo en el ayuno, en la penitencia”, dijo el obispo.

 

El 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, Catamarca se unió a los fieles de todo el mundo en el ruego por los hermanos que están padeciendo las consecuencias de la guerra en Ucrania. En diferentes momentos del día, las comunidades parroquiales realizaron la adoración al Santísimo con el rezo del Santo Rosario y la plegaria por la paz.

En todas las Misas celebradas en los templos de la diócesis se realizó la imposición de las cenizas, dando inicio a la Cuaresma, que nos prepara para la Pascua de Resurrección.

La ceremonia central fue presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanc, en la Catedral Basílica y Santuario del Santísimo Sacramento y de Nuestra Señora del Valle, concelebrada por el rector y el capellán mayor, padres Gustavo Flores y Ramón Carabajal, respectivamente. Fue seguida por fieles de Catamarca y otras provincias a través de la transmisión por las redes sociales con lengua de señas.

En su homilía, Mons. Urbanc afirmó que “con esta celebración de imposición de las cenizas, damos inicio al tiempo cuaresmal, un tiempo de recogimiento, de penitencia, de interioridad”.

Tomando la Palabra de Dios escuchada, dijo que “nos habla de la invitación que nos hace Dios de volver a él ‘de todo corazón, con ayuno, penitencia y oraciones’. Vuelvan es el imperativo que tiene que resonar en estos días para cada uno de nosotros, para nuestras familias”.

“Hay que hacer ayuno, penitencia, que no sea un mero enunciado”, enfatizó recordando que “el Papa nos lo ha pedido para este día, para que termine la invasión que está padeciendo Ucrania”.

Asimismo, resaltó que “todo esto está orientado a reconciliarnos con Dios, y la reconciliación es una tarea permanente”. En este sentido llamó a los fieles a acercarse a la confesión, porque “la cuaresma es tiempo de reconciliación, de hacer un buen examen de conciencia, de evaluarme, de pedirle al Señor que me ilumine. Y me acerco al sacerdote para que me purifique de mis pecados, si no, no hay conversión, esa vuelta que el Señor nos está pidiendo. La conversión no es volver a un estado anterior sino una vuelta a Dios para ir adelante, para ir más cerca de él, para no apartarnos de él, eso es conversión”.

Al referirse al evangelio, apuntó que “la praxis de la cuaresma apunta a la relación con Dios en la oración, la relación con el prójimo en la caridad y la relación con uno mismo en el ayuno, en la penitencia”. En este punto señaló que “tenemos que ordenar nuestra mente, nuestro corazón; tenemos que sanear esta sociedad”.

“Cuarenta días se nos dan para hacer esta praxis, recurriendo a la oración, la limosna, la caridad y el ayuno, para que logremos que este yo pobre, miserable, pecador, cambie y deje de ser el centro del mundo y lo pongamos a Dios y al prójimo en el centro”.

Continuando con la celebración, el obispo bendijo las cenizas que luego fueron colocadas en la cabeza de los sacerdotes y fieles congregados en torno al altar.

Concluido el momento de la Comunión, se rezó la oración por la paz propuesta por el Papa Francisco para esta jornada.

Luego de la bendición final, se alabó con el canto a Nuestra Madre del Valle.

Imágenes: Facebook Prensa Iglesia Catamarca