Camino a la Beatificación

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15 julio 2018

Seminaristas fueron instituidos ministros acólitos y lectores


En la noche del sábado 14 de julio, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, presidió la Eucaristía en el Altar Mayor de la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, durante la cual instituyó ministros acólitos a los seminaristas Martín Brizuela y Javier Cisternas; y ministros lectores a Juan Marcos Bellomo y Ramón Carabajal. La Santa Misa fue concelebrada por sacerdotes del clero local y formadores del Seminario Mayor de la Arquidiócesis de Tucumán, donde cursan sus estudios los seminaristas catamarqueños.
El Santuario Mariano se vio repleto de fieles de distintos puntos de la ciudad capital, que acompañaron con gran alegría este paso de los jóvenes seminaristas en su camino al sacerdocio.

En el inicio de la celebración, se dio lectura al decreto correspondiente y se presentó a los candidatos al Obispo Diocesano, momentos que estuvieron a cargo de los presbíteros Marcelo Amaya y Julio Ávalos, respectivamente.
Luego de la proclamación del Evangelio, Mons. Urbanc impartió la bendición a los jóvenes seminaristas y en su homilía agradeció a todos los presentes, especialmente a los padres de los candidatos de Martín, Javier, Juan Marcos y Ramón, por su testimonio y acompañamiento.
Tomando como referencia las lecturas
proclamadas, animó a los presentes a “ser profetas de Dios en sus ámbitos, dando testimonio con su ejemplo del mensaje de Dios para su pueblo. Más aún cuando la sociedad actual quiere proclamar que Dios no existe, que es un invento de los pobres y oprimidos”, agregando que Dios es el Creador del mundo y de los hombres, a quienes dotó de las luces de la inteligencia para que puedan descubrirlo y relacionarse con él.
También pidió a los seminaristas vivir con fe y entrega el ministerio encomendado a cada uno, exhortándolos a no tener ambiciones de cosas materiales ni grandes proyectos,
sino que su mayor tesoro sea el Cuerpo de Cristo. Destacó la importancia de manifestar su amor a Dios en el servicio a la Iglesia, que son todos los bautizados, y especialmente en el cuidado del hermano más necesitado.  
Una vez finalizada la predicación, el pastor diocesano entregó el Libro de la Palabra de Dios a los ministros lectores, y el cáliz y la patena a los ministros acólitos, para que puedan participar con fe y caridad en los servicios de la liturgia.
Los padres de los flamantes ministros acercaron los dones de pan y vino al altar, y en el momento de la Comunión, los nuevos acólitos distribuyeron la Eucaristía. 
Antes de recibir la bendición final, se elevó una plegaria a la Virgen del Valle pidiendo por la vida de los niños a quienes no se les permite nacer y por los hermanos más necesitados.