En la tarde del jueves 29 de
noviembre, se llevó a cabo la Bajada de la Sagrada Imagen de Nuestra Señora del
Valle, desde el Camarín hasta el Presbiterio de la Catedral Basílica y
Santuario Mariano, dando inicio a las festividades de la Inmaculada Concepción.
La tradicional ceremonia fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis
Urbanc, quien llevó la Imagen cuatro veces centenaria acompañado por sacerdotes
del clero local.
A su paso fue saludada por la
Gobernadora, Dra. Lucía Corpacci; y el Intendente de San Fernando de la Capital,
Lic. Raúl Jalil, junto con autoridades legislativas, judiciales y de las
fuerzas de seguridad, y luego colocada en la urna festiva por el Pbro. José
Antonio Díaz, Rector del Santuario Mariano, desde donde presidirá las distintas
celebraciones del Novenario.
Participó de los actos
litúrgicos una gran cantidad de fieles, que desbordó el templo catedralicio, expresando
su amor entrañable a la Madre Morena con vivas, cantos y pañuelos agitados.
En el inicio de su mensaje,
Mons. Urbanc expresó que “una vez más nuestros corazones laten con más fuerza
porque nos convocan estos días de novena y fiesta en honor a nuestra querida
Madre celestial. Acerquémonos a Ella con filial confianza, apertura de corazón,
renovada esperanza, humilde obediencia y creciente caridad para con nuestros
hermanos más necesitados de
pan, trabajo, salud y educación”.
Hizo mención al tiempo
especial que transita la diócesis, camino a los 400 años del hallazgo de la
bendita Imagen, manifestando que “con esta novena agradeceremos al Señor por
todo lo que nos ayudó a profundizar en la piedad de nuestro pueblo
profundamente mariano; y le
pediremos que nos disponga a trabajar con
diligencia nuestro tercer y último año de preparación al gran jubileo por los
400 años de ininterrumpida presencia y protección de la Pura y Limpia
Concepción del Valle, como también al Año Mariano Nacional y IV Congreso
Mariano Nacional en el 2020. La temática que abordaremos a partir del 8 de
diciembre es la ‘Espiritualidad de los Discípulos-Misioneros’”.
En otra parte de su
alocución, mencionó el pasaje del Evangelio de san Lucas proclamado sobre la
conversión de Zaqueo, “un vecino muy rico de Jericó, jefe de los cobradores de
impuestos, llamados publicanos. Como cualquier persona tuvo el antojo de poder
conocer a Jesús, para ello decidió subirse a un árbol frondoso, para desde allí
poder observar a Jesús cuando pasase por ahí, sin ser visto por la gente. Al
llegar a ese lugar, Jesús se detiene, y dirigiendo la mirada hacia donde se
encontraba Zaqueo, lo invita a que baje enseguida porque quiere ir
a alojarse
en su casa. Seguramente, ninguno de nosotros podrá imaginar lo que Zaqueo habrá
experimentado en ese instante”.
En una primera enseñanza,
afirmó que “cada uno es este Zaqueo: pecadores, de baja estatura espiritual,
mal vistos por no pocos, con ganas de conocer a Jesús, pero a escondidas y con
mucho miedo al compromiso y al qué dirán. No obstante, Jesús viene a pararse
ante cada uno y nos invita a bajarnos del escondite, pues Él quiere entrar en
nuestro corazón, en nuestra vida; sólo espera nuestro salto decidido y
esperanzado para acompañarnos en el uso responsable y libre del acotado y fugaz
tiempo de vida que nos confió y del que tendremos que dar cuenta”.
Retomando el texto de Lucas,
dijo que “san Lucas hace contrastar la alegría de Zaqueo, con la dureza de
corazón de todos los presentes, quienes critican duramente a Jesús, diciendo:
‘Se ha ido a alojar en casa de un pecador’. Esto amerita que nos preguntemos si
no obramos frecuentemente de la misma manera condenando o criticando el obrar
de los demás”.
Resaltó “la reacción de
Zaqueo ante tamaña gracia de la presencia de Jesús en su casa”, invitando a que
“de la mano de la Virgen del Valle vayamos resuelta y confiadamente al
encuentro de Jesús, y cambiemos rotundamente nuestro modo de pensar, hablar y
obrar hasta el fin de nuestra vida terrena”.
Al final de su reflexión, el
Obispo se dirigió a la Madre del Valle implorando “que acojas benévola a tantos
hijos que vendrán en estos días trayendo sus cuitas para que Tú las presentes
ante tu Hijo Amado. Danos a todos la gracia que necesitamos para experimentar
la cercanía del Buen Padre Dios y así enmendar conductas que nos enemistan y
distancian unos de otros”.
Después, se rezó el Santo
Rosario y la Novena, y a las 21.00 será el homenaje de los medios de
comunicación social.
Corregido. Disculpas