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30 noviembre 2018

Mons. Urbanc en homenaje de los comunicadores


“Hoy existe una demanda creciente de espiritualidad entre nuestros contemporáneos”

Como cierre del primer día de las Fiestas de la Inmaculada Concepción, los comunicadores sociales, representantes de medios de comunicación y miembros de la Pastoral de Comunicación Social rindieron su homenaje a la Virgen del Valle, durante la Misa presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por sacerdotes del clero capitalino.
La celebración dio inicio con el ingreso de voluntarios Comunicadores de María, grupo que sirve en el Santuario, Radio María y página web Morenita del Valle, programa Mateando con la Vida, representantes de la
seccional Catamarca del Sindicato Argentino de Televisión, Telecomunicaciones, Servicios Audiovisuales, Interactivos y de Datos (Satsaid) y de medios locales, quienes participaron de los distintos momentos de la liturgia, guiando la celebración, proclamando la Palabra, elevando súplicas en la Oración de los fieles y acercando las ofrendas al altar.
En el inicio de su homilía, Mons. Urbanc saludó a los alumbrantes y peregrinos y luego expresó que “hoy en día existe una demanda creciente de espiritualidad entre
nuestros contemporáneos”, y que “la tarea de la comunicación es un espacio privilegiado para esta espiritualidad, ya que les permite vivir en contacto exclusivo con la actualidad profana y religiosa, y por ello, ser más sensibles a lo que acontece, pudiendo proporcionar abundante material para la vida espiritual de las personas y grupos receptores de los medios de comunicación, pero también y sobre todo, para la de los profesionales de la comunicación creyentes”.
“Entre las señales de nuestro tiempo, podemos constatar que aumenta la
demanda de coherencia entre las convicciones y las prácticas, entre la fe y la vida. Por cierto que, esta exigencia los incluye sobremanera a ustedes, que son los buscadores de verdad y justicia, y que para ustedes debe ser, ante todo, la búsqueda de lo verdadero y lo justo en sus propias vidas”, dijo dirigiéndose a los comunicadores, para quienes “la espiritualidad es la manera de conciliar la profesión y las convicciones. Para su realización y felicidad personal necesitan interrelacionar la fe con la vida de manera fecunda. Se trata de una escuela de vida interior, en la que se aprende a
escuchar y a conjugar lo real de la vida de la gente, que constituye la materia prima de su profesión, con la luz de la Palabra de Dios que ilumina la fe de ustedes”.
“La relación entre la fe cristiana y el ejercicio de la profesión de comunicación, se ejerce necesariamente en dos direcciones: Por un lado, la fe ilumina y da sentido al trabajo que hacen, ya que su vida espiritual radica en escuchar lo que Dios les dice a través de su Palabra, de la enseñanza de la Iglesia y de los hechos de la vida de los hombres. Por otro lado, la experiencia profesional le va dando consistencia a la fe que profesan”, indicó.

Y agregó que “en la elaboración de esta espiritualidad de la comunicación hace falta volver a inculturar el Evangelio en la sociedad contemporánea fuertemente influenciada por los medios de comunicación. Esto desafía a cada profesional cristiano a estar siempre atento por esta comunión. Lo hará, por una parte, cuestionándose el modo como realiza su trabajo, y por otra, compartiendo la preocupación con sus colegas creyentes y con los responsables de las comunidades cristianas de todos los estamentos”.
“Esta tarea formativa es necesario hacerla de manera individual y colectiva entre profesionales que comparten la misma fe, escuchando la Palabra de Dios, la Tradición de toda la Iglesia y el Magisterio de los pastores”, afirmó, finalizando con la gratitud a María, “Virgen Fiel, porque una vez más podemos estar más cerca de Ti y Tú más cerca de nuestras afligidas vidas, para consolarnos, acogernos y reavivar nuestra esperanza”.
En el momento de las ofrendas, se acercaron al altar, junto con los dones de pan y vino, ofrendas de alimentos no perecederos y elementos de limpieza que serán destinados a la atención de los hermanos peregrinos.
Antes de recibir la bendición final, todos juntos cantaron a la Madre del Valle y rezaron la Oración del Año Mariano.