Con el templo catedralicio colmado de fieles, el lunes
1 de diciembre a las 21.00, se llevó a cabo la misa de homenaje del ámbito
estatal nacional, provincial y municipal y privado de la Salud, en el marco del
novenario en honor a la Virgen del Valle.
La ceremonia contó con la participación de las principales
autoridades del sector, encabezadas por la ministra de Salud, Dra. Noemí
Villagra, personal médico, de emergencia, enfermería de hospitales, postas
sanitarias provinciales y municipales, sanatorios privados y representantes de
colegios que aglutinan a profesionales de la medicina, PAMI, OSEP. También tributaron
honores miembros de la Pastoral de la Salud, Pastoral de las Adicciones y
Servicio Sacerdotal de Urgencia.
Distintos organismos y nosocomios de Capital portaron
tres imágenes de la Virgen del Valle, que ingresaron antes del comienzo de la
misa siendo saludadas con vivas y aplausos.
La Santa Misa fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons.
Luis Urbanc; y concelebrada por el Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga
del Pino; el Rector del Santuario Mariano, Pbro. José Antonio Díaz; el Responsable
de las Pastorales de Salud y Adicciones, Pbro. Antonio Bulacio; y el
Responsable de la Pastoral de la Niñez, el Pbro. Santiago Granillo.
La proclamación de la Palabra de Dios estuvo a cargo
de representantes del sector de la Salud, en tanto que los jóvenes de la
Pastoral de las Adicciones y de la Salud leyeron las intenciones.
También se acercaron ofrendas materiales y flores para
la Madre, junto a los dones eucarísticos,
a cargo de representantes oficiales del mundo de la Salud tanto provincial como
municipal.
"Oremos
y saquemos un propósito real en orden a luchar contras los vicios"
En un tramo de su homilía, Mons. Urbanc pidió que “nos
detengamos a pensar, a orar y a sacar un propósito real en orden a luchar
contra los vicios que destruyen la integridad física y espiritual de muchísimas
personas y por ende del mismo tejido social. La droga, el alcohol, el juego, la
pornografía y el consumismo están haciendo estragos. Éstos forman un cóctel
mortífero para los nuevos seres humanos que día a día se suman a nuestra
sociedad. Son los contaminantes más letales que deterioran el entramado social
y familiar. Su peligrosidad radica en que se los mira de reojo, con
indiferencia y resignación”.
“Urge en nuestra diócesis, que todos, fieles
laicos, consagrados y sacerdotes, tomemos conciencia de la gravedad de la
situación y pongamos lo mejor de nuestros recursos y energías para erradicar
las causas que propician la virulencia de estos vicios. Solamente la sinergia
de todas las instituciones civiles, estatales, políticas y religiosas podrá
derrotar este flagelo que ha echado profundas raíces en todo el mundo”,
manifestó el pastor diocesano.
Asimismo, rogó “con especial fervor a la Santísima
Virgen del Valle que nos acompañe en esta cruzada. A su vez, será necesario
encontrar el antídoto y aplicarlo a fin de que no rebrote el mal. Ella nos
tiene que guiar en esta lucha sin cuartel y darnos el valor para jamás
claudicar ya que el demonio en los vicios ha encontrado una gran herramienta
para su satánico obrar en contra de la felicidad y realización de la humanidad
según el plan de Dios”.
Al finalizar la celebración eucarística, los fieles
fueron invitados a asistir a la bendición de móviles, ambulancias y hospital
móvil, que poblaron el Paseo de la Fe con las luces encendidas y sirenas al retirarse.
TEXTO COMPLETO
DE LA HOMILIA
Queridos Devotos y peregrinos:
En
este tercer día de la novena se nos propuso reflexionar sobre el llamado
universal a la Salvación. De esta tarea nos tenemos que hacer cargo todos los
bautizados, por eso Jesús sigue diciendo: ‘vayan también ustedes a mi viña’ (Mt
20,4).
En
esta Eucaristía participan hermanos que trabajan en el mundo de la salud en
hospitales, sanatorios, clínicas, CAPS, etc. Están representantes de los
colegios médico, farmacéutico, odontológico, kinesiológico, psicológico,
bioquímico, etc. Como también servicios
de emergencia, el PAMI, OSEP, etc. Además, miembros de la Pastoral de la Salud,
de las Adicciones y el Servicio Sacerdotal de Urgencia. Bienvenidos. Que la
Virgen del Valle los siga protegiendo y fortaleciendo en la delicada misión de
estar junto al enfermo.
Los
textos bíblicos que nos han sido proclamados aluden con claridad a la voluntad
divina de salvar a toda la humanidad, cuando a través del profeta Isaías afirma
que “todas las naciones afluirán hacia Jerusalén y
acudirán pueblos numerosos, que dirán; ¡Vengan, subamos a la montaña del Señor,
a la Casa del Dios de Jacob! Él nos instruirá en sus caminos y caminaremos por
sus sendas. Él será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. ¡Ven,
casa de Jacob, y caminemos a la luz del Señor!” (Is 2,2-5).
Qué
extrañas suenan estas palabras cuando hoy la ciudad más dividida es Jerusalén.
Allí no reina la paz ni la concordia, si bien su nombre significa ciudad de
paz. Pero con todo ‘de Sión a ha salido la Ley y de Jerusalén, la Palabra del
Señor’ (Is 2,3). Esto se cumplió cuando el mismo Jesús dijo: “el Mesías debía
sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por
Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión
para el perdón de los pecados” (Lc 24,46-47).
¿Dónde
se encuentra Jerusalén, hoy? Ciertamente que en el corazón de cada creyente, en
el tuyo y en el mío. ¿Cómo está, entonces, tu corazón y el mío? ¿Estará dividido
por odios, rencores, mezquindades, violencia, mentiras, indiferencia,
caprichos, críticas, etc.? O más bien ¿habremos convertido las espadas en
arados y las lanzas en podaderas (Is 2,4) para ser cada uno un instrumento de
paz y así llevar a cabo la misión de Cristo, que vino a derribar el muro de la
enemistad y a hacer de las personas y los pueblos enfrentados una sola familia,
un solo pueblo? (cf. Ef2,14).
El
hecho de curar al criado de un centurión romano, quien no se reconoce digno de
recibir a Jesús en su casa, evidencia la voluntad de Dios, manifestada en
Jesucristo, que quiere salvar a todos los hombres sin distinción de raza,
condición social o religión. Todos fuimos creados a imagen y semejanza de Él; y
por la salvación de todos se encarnó el Hijo de Dios, consumando su misión con
su muerte y resurrección.
La
Iglesia, que somos todos los bautizados, tiene la misión de anunciar esta
voluntad salvífica y de vivir como humanidad nueva para hacer creíble el
mensaje que anuncia, puesto que todos los hombres tienen que llegar a formar un
solo rebaño bajo un solo Pastor (Jn 10,16).
Cabe
que nos detengamos a pensar, a orar y a sacar un propósito real en orden a
luchar contra los vicios que destruyen la integridad física y espiritual de
muchísimas personas y por ende del mismo tejido social.
La
droga, el alcohol, el juego, la pornografía y el consumismo están haciendo
estragos. Éstos forman un cóctel mortífero para los nuevos seres humanos que
día a día se suman a nuestra sociedad. Son los contaminantes más letales que
deterioran el entramado social y familiar. Su peligrosidad radica en que se los
mira de reojo, con indiferencia y resignación. La sociedad en su conjunto se ha
rendido anticipadamente, sin presentar batalla. En esto no significan nada
aisladas escaramuzas, más aún se tornan fortalecedoras del dominio de los
vicios. Se tiene miedo de tomar al toro por las astas.
Urge
en nuestra diócesis, que todos, fieles laicos, consagrados y sacerdotes,
tomemos conciencia de la gravedad de la situación y pongamos lo mejor de
nuestros recursos y energías para erradicar las causas que propician la
virulencia de estos vicios. Solamente la sinergia de todas las instituciones
civiles, estatales, políticas y religiosas podrá derrotar este flagelo que ha
echado profundas raíces en todo el mundo.
Vamos
a rogar con especial fervor a la Santísima Virgen del Valle que nos acompañe en
esta cruzada, que si la aviamos y perseveramos hasta la victoria, será
recordada por la historia como uno de los logros más grandes de la humanidad. A
su vez, será necesario encontrar el antídoto y aplicarlo a fin de que no
rebrote el mal. Ella nos tiene que guiar en esta lucha sin cuartel y darnos el
valor para jamás claudicar ya que el demonio en los vicios ha encontrado una
gran herramienta para su satánico obrar en contra de la felicidad y realización
de la humanidad según el plan de Dios.
Roguemos
también a san José, su castísimo esposo, que nos cuide en esta fragorosa
contienda que demandará mucho dolor, sacrificio, renuncias y por sobre todo,
verdadera confianza en la providencia de Dios, quien llevará a feliz término
todo esfuerzo realizado con fe, esperanza y amor.
¡¡¡Nuestra Señora del Valle!!!
¡¡¡Ruega por nosotros!!!