Durante la noche del
sábado 6 de diciembre, los jóvenes homenajearon a la Virgen del Valle en el
octavo día del novenario en su honor. Los hicieron en la misa central de las
21.00, presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por
el Rector del Santuario Mariano, Pbro. José Antonio Díaz, el Responsable de la
Pastoral Juvenil Diocesana, Pbro. Lucas Segura, entre otros sacerdotes de
Capital y del interior catamarqueño.
En su homilía, Mons.
Urbanc expresó: “Cuánto nos tiene que
preocupar y conmover la dolorosa situación en la que se encuentra la casi
totalidad de nuestros jóvenes. Cuánto nos
hemos descuidado los adultos, esgrimiendo
justificaciones de lo más arteras, ridículas y despiadadas, para dejar en la
intemperie de la vida a miles de jóvenes que no tienen la más pálida idea de
para qué existen y que ignoran supinamente que Dios, por medio de la
irresponsable ligereza de sus padres y la complicidad de padrinos y la
comunidad toda, incluidos los pastores, han recibido los preciosos dones de la
FE, la ESPERANZA y la CARIDAD, que si los hubieran cultivado a la luz del
ejemplo y la enseñanza autorizada y creíble de sus mayores, hoy ellos serían de
verdad la ALEGRÍA, el ROSTRO y la ESPERANZA de Catamarca y de la IGLESIA… Pero
no es así; y lo tenemos que reconocer; y tenemos que pedir perdón a Dios y a
nuestra Madre del Valle porque no quisimos hacernos cargo de vivir en serio
nuestra fe con todas sus consecuencias, a fin de no tener que dar testimonio
ella delante de nuestros niños, adolescentes y jóvenes; hemos preferido
fomentar la ignorancia para tener la cómica excusa del ‘no sabía’, ‘no me han
dicho’, etc. Lo triste que el daño ya está y lo peor que no tiene arreglo, sólo
nos quedará poner parches”.
En otra parte de la predicación afirmó: “Qué hermoso y
esperanzador será para nosotros si le llevamos el apunte a Dios por medio de lo
dicho por Isaías: ‘Cuando el Señor
les haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción (que es lo que
estamos padeciendo), Él
mismo que los instruye no se ocultará más, sino que
verán a su Maestro con sus propios ojos y pondrán en práctica su Palabra: ‘éste
es el camino, síganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda’.
Y tendrán por impuros y repugnantes a sus ídolos recubiertos de plata y a sus
estatuas enchapadas en oro; los arrojarán como inmundicia, y dirán: ¡Fuera de
aquí! Sólo así el Señor les dará lluvia para la semilla que siembren, y el pan
que produzca la tierra será rico y sustancioso. Aquel día, el ganado pacerá en
extensas praderas y comerá forraje bien sazonado. En todo monte elevado y en
toda colina, habrá arroyos y corrientes de agua, cuando el Señor vende la
herida de su pueblo y sane las llagas de los golpes que les infligió’”.
TEXTO COMPLETO DE LA HOMILIA
Queridos Jóvenes, Devotos y Peregrinos:
En este octavo día de la novena en
honor a nuestra Madre del Valle se nos ha propuesto reflexionar acerca de la
necesidad que Jesús tiene de contar con numerosos voluntarios para trabajar en
la instauración de su Reino de amor, verdad, justicia, unión y paz en medio de
los hombres, por los que Él se encarnó, durante tres intensos años predicó con
hechos y palabras, y culminó su misión muriendo en cruz y resucitando al tercer
día, más aún, enviando al
Espíritu Santo dio vitalidad a la Iglesia, su cuerpo
místico, aún peregrino en quien reside la responsabilidad de llevar hasta el
fin del mundo la Misión que Dios Padre le encomendó.
Hoy
rinden su homenaje, en particular, los jóvenes. Están presentes jóvenes que
integran la pastoral juvenil. Y debería estar atestado de jóvenes egresados de
los niveles medios y universitarios… A ver, levanten la mano los que egresaron
este año. En estas noches pasadas me encontré en esta plaza con dos grupos
vistiendo ropajes carísimos, a algunos saludé y pregunté cuál era el motivo de
estar aquí. Lacónicamente me dijeron que eran egresados. Lo que me interrogo es
si en el horizonte de su vida está el agradecer y a Quién o quiénes, o si sólo
responden sumisamente a las leyes del mercado que los fagocitó con pleno
consentimiento y anuencia de sus padres o tutores. Con algunos que charlé les
preguntaba si habían participado de la Misa en estos días de la novena para dar
gracias. La respuesta espontánea fue que no y que ni sabían que había una
novena en honor a la Virgen.
Cuánto
nos tiene que preocupar y conmover esta dolorosa situación en la que se
encuentra la casi totalidad de nuestros jóvenes. Cuánto nos hemos descuidado
los adultos, esgrimiendo justificaciones de lo más arteras, ridículas y
despiadadas, para dejar en la intemperie de la vida a miles de jóvenes que no
tienen la más
pálida idea de para qué existen y que ignoran supinamente que
Dios, por medio de la irresponsable ligereza de sus padres y la complicidad de
padrinos y la comunidad toda, incluidos los pastores, han recibido los
preciosos dones de la FE, la ESPERANZA y la CARIDAD, que si los hubieran
cultivado a la luz del ejemplo y la enseñanza autorizada y creíble de sus mayores,
hoy ellos serían de verdad la ALEGRÍA, el ROSTRO y la ESPERANZA de Catamarca y
de la IGLESIA… Pero no es así; y lo tenemos que reconocer; y tenemos que pedir
perdón a Dios y a nuestra Madre del Valle porque no quisimos hacernos cargo de
vivir en serio nuestra fe con todas sus consecuencias, a fin de no tener que
dar testimonio ella delante de nuestros niños, adolescentes y jóvenes; hemos
preferido fomentar la ignorancia para tener la cómica excusa del ‘no sabía’,
‘no me han dicho’, etc. Lo triste que el daño ya está y lo peor que no tiene
arreglo, sólo nos quedará poner parches. Para muestra del vacío existencial de
nuestros jóvenes y no tan jóvenes, vean que lo demuestran con esos pantalones
llenos de agujeros (sepan que el agujero no existe, es sólo ausencia de tela) y
deshilachados, no por el uso, sino que así se los venden y más caros como
burlándose de que están huecos y carentes de sentido y valores. ¡Claro! De esto
no tienen capacidad de darse cuenta y los adultos, si llegan a percibirlo, no
se quieren hacer mala sangre, tomando el atajo de echarle la culpa a lo
económico, a la falta de trabajo, o lo más cómodo a los mismos jóvenes, no
queriendo aceptar jamás que son rehenes de nuestros divertidos experimentos por
no querer escuchar las sabias y milenarias enseñanzas de Dios por medio de su
Hijo Jesucristo, la Iglesia y los miles de elocuentes e irrebatibles ejemplos
de los santos a cuya cabeza está la Virgen María.
Qué
hermoso y esperanzador será para nosotros si le llevamos el apunte a Dios por
medio de lo dicho por Isaías: “Cuando el Señor
les haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción (que es lo que
estamos padeciendo), Él mismo que los instruye no se ocultará más, sino que
verán a su Maestro con sus propios ojos y pondrán en práctica su Palabra: ‘éste
es el camino, síganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda’.
Y tendrán por impuros y repugnantes a sus ídolos recubiertos de plata y a sus
estatuas enchapadas en oro; los arrojarán como inmundicia, y dirán: ¡Fuera de
aquí! Sólo así el Señor les dará lluvia para la semilla que siembren, y el pan
que produzca la tierra será rico y sustancioso. Aquel día, el ganado pacerá en
extensas praderas y comerá forraje bien sazonado. En todo monte elevado y en
toda colina, habrá arroyos y corrientes de agua, cuando el Señor vende la
herida de su pueblo y sane las llagas de los golpes que les infligió” (cf. Is
30,21-26).
Por
su parte en el Evangelio se nos ha recordado la obra maravillosa de Jesús que “recorría todas las ciudades y los pueblos,
enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando
todas las enfermedades y dolencias, pues se compadecía de la multitud porque
estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor” (Mt 9,35-36).
Por
eso, hoy, a todos nosotros y, en especial a ustedes los jóvenes, nos reclama: “La cosecha es abundante, pero los
trabajadores son pocos. Pidan al dueño de los sembrados que envíe trabajadores
para la cosecha (Mt 9,37-38)… Vayan y
proclamen por todas partes que el Reino de los Cielos está cerca. Curen a los
enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los
demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente” (Mt
10,6-7).
En
fin, queridos hermanos, si bien el análisis de la realidad ha sido escueto y
sin muchos matices, porque el tiempo no lo permite, los invito a que miremos a
nuestra Madre del Valle y le pidamos que como Ella acojamos en nuestro corazón
la Palabra de Dios y la meditemos para que Ella nos vaya transformando desde
dentro y así logremos cambiar esta realidad que nos agobia y que sabemos no la
propició Dios, sino nuestro mal uso y abuso del don de la libertad y la falta
de confianza y docilidad a la Gracia de Dios recibida en el bautismo y que
deberíamos alimentarla con la asidua participación en la Eucaristía, la
meditación personal y comunitaria de la Palabra de Dios, la oración fervorosa y
constante en familia y la caridad operante y real con los más necesitados.
Hermanos
amados, ya basta de quejas y lamentos estériles, buscando puerilmente
culpables. ¡Manos a la obra, porque Jesús, José y María están con
nosotros! ¡Así sea!
¡¡¡Nuestra Madre del Valle!!!
¡¡¡Ruega por Nosotros!!!