Los catamarqueños se unieron
a la oración de la Iglesia en Argentina, rogando por la vida del niño por nacer
y su madre en todas las misas, que se vienen celebrando durante esta jornada en
los templos distribuidos a lo largo y ancho de la jurisdicción diocesana.
En la Catedral Basílica y
Santuario de Nuestra Señora del Valle, se celebró la Eucaristía a la misma hora
que en Luján, con la participación de un gran número de fieles que colmaron el
templo catedralicio.
La misma fue presidida por
el Pbro. Lucas Segura, Capellán Mayor del principal Santuario catamarqueño,
quien en línea con las lecturas bíblicas proclamadas, se refirió a la misión
profética de los cristianos, definiéndola como un derecho y un deber. En este
sentido dijo que “es un deber anunciar, como los profetas, la Buena Noticia en
un pueblo cuya cultura es de muerte y de descarte”, encuadrando en este contexto “la cuestión del aborto”. Sobre
éste dijo que “es muy triste que en nuestra sociedad se hable, ignorando a la
ciencia, de un feto o de un embrión como ‘algo’ y no como ‘alguien’. Si es una ‘cosa’
o un ‘objeto’, se puede usar, y si no sirve, se desecha”.
“Pero entristece aún más el
considerar que la humanidad, después de haber dado, con mucho esfuerzo,
valiosos pasos en materia de derechos humanos para que las atrocidades vividas
durante las guerras mundiales no se repitan más, retrocede con leyes que no
respetan el más fundamental de los derechos, el de la vida”, manifestó, agregando
que “no se trata de estar en contra del derecho a la libertad, sino de respetar
la condición fundamental para que haya personas libres: que vivan”.
En otro tramo apuntó que “la
relación Estado-Iglesia no es de hostilidad, no debería serlo. Se debe buscar
la mutua cooperación porque hay una causa común: el servicio a la persona
humana... Sobre todo,
es urgente e indispensable el trabajo conjunto para
multiplicar los esfuerzos en educación, prevención y contención para que
ninguna mujer tenga que abortar”, afirmó.
También mencionó que detrás
de la cultura del descarte “hay una cuestión de poder, lo cual es puesto en
evidencia por la Doctrina Social de la Iglesia. En este punto se tiene que
reconocer que la soberanía del Estado se desvanece frente al poder de los
mercados. El bien común que debería buscar el Estado se arrodilla frente al rédito
que persigue la economía”.
En este plano aseveró que el
tema del aborto guarda un estrecho vínculo con la pobreza. “Como el pobre no
tiene lugar en la lógica de la oferta y la demanda, y como el nacimiento de
niños pobres no es redituable, todo lo contrario, se busca aplicar medidas de
control de natalidad, encontrando en el aborto una rápida ‘solución’. Para tal
fin, se crean leyes que atentan contra los derechos humanos. Como no es tan
sencillo realizarlo, se apela a la ideología, la cual es una visión deformante
y deformada de la realidad, para corromper el sistema legal que protege a los
más vulnerables”.
El Padre Segura habló de la
necesidad de “un diálogo sincero y sin descalificaciones entre todos los
sectores para afrontar la crisis social y moral en Argentina”, y resaltó que “hace
falta en la Iglesia un renovado compromiso laical que, a través del diálogo -no
de la descalificación-, la justicia y la caridad -no de la violencia-,
construya una nueva sociedad. Es fundamental multiplicar nuestro esfuerzo en
educación y contención para que nadie vea el aborto como una solución a una
situación no deseada”.
Al concluir la celebración,
toda la asamblea rezó la Oración por la Vida de San Juan Pablo II a los pies de
Nuestra Madre del Valle, en comunión con todo el pueblo argentino.