Durante la tarde del martes
3 de julio, se llevaron a cabo los actos por el 3° aniversario del Museo de la
Virgen del Valle, que funciona en el
edificio del antiguo Obispado de Catamarca, y forma parte del predio de la
Catedral Basílica y Santuario Mariano. Los mismos incluyeron la Misa de acción
de gracias en el Camarín y luego una ceremonia protocolar en el Salón Mons.
Bernabé Piedrabuena del Museo, donde se destacó el homenaje a Rina Quiroga,
servidora de la Madre Morenita; y la recordación de Fray Mamerto Esquiú.
Mons.
Urbanc: “Es una memoria viviente de lo que
la
Virgen fue haciendo a lo largo de estos siglos”
El programa dio inicio con
la Misa, presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y
concelebrada
por el Pbro. José Antonio Díaz, Rector del Santuario y Director del Museo, en
el Camarín. Participaron empleados que se desempeñan en el Museo, miembros de
instituciones culturales y fieles en general, con el servicio de música de
Yanai. Se pidió especialmente por el eterno descanso del alma de Rina Quiroga.
En su homilía, el Obispo expresó:
“En esta Eucaristía queremos dar gracias por estos tres años de funcionamiento
del Museo de la Virgen”, y agradeció “a todos los que trabajan en ese lugar, y
a quienes colaboran de una u otra manera para que pueda estar al servicio de la
comunidad. Son muchas las personas que lo han visitado a lo largo de este
tiempo, a muchos les ha resultado muy edificante, y es bueno que le
agradezcamos a Dios y a Nuestra Madre, la Virgen, que tengamos este lugar
puesto en valor, que es una
memoria viviente de lo que la Virgen fue haciendo a
lo largo de estos siglos”.
En otro tramo de su
predicación, Mons. Urbanc hizo memoria de Rina Quiroga, incansable servidora de
la Virgen. “Vamos a pedir de un modo especial por el eterno descanso del alma
de Rina, y le pondremos su nombre al salón donde se exponen los mantos. Sabemos
cuán grabado ha quedado en el imaginario popular, la figura de Rina, creo que
unos 30 años ha estado prestando este servicio. Ese va a ser un hermoso
reconocimiento para esta catamarqueña que supo descubrir la gracia del Valle.
En ella encontramos a una mujer que ha entregado su vida, todos los días
llegaba al Santuario para participar de la misa, rezar el Rosario, arreglar las
flores, para que se acondicionara el Camarín. Es un hermoso ejemplo. Ojalá que
encontremos hombres y mujeres que estén dispuestos a entregar más su vida al
servicio de la Virgen y con la Virgen ponernos al servicio de tantos peregrinos”.
“También vamos a designar
con el nombre de Fray Mamerto Esquiú la salita donde están expuestas las
figuras de los obispos. Es algo hermoso que en el tercer año de funcionamiento
de este Museo se haga un particular reordenamiento de este edificio poniéndole
nombre a los distintos sectores, así como el salón de actos lleva el de Mons. Bernabé
Piedrabuena, primer obispo de Catamarca, quien además se ocupó de este edificio
donde hoy funciona el Museo”.
Al finalizar la celebración
eucarística, actuó el Coro de Cámara Municipal, que deleitó a los presentes con
sus interpretaciones.
Acto
en el Salón Piedrabuena
Seguidamente, se concretó el
acto protocolar en el Salón Mons. Bernabé Piedrabuena, con la presencia del
Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, el Director del Museo, Pbro. José Antonio
Díaz; el Secretario de Cultura y Deporte de la Municipalidad de la Capital, Arq.
Luis Maubecín, miembros de instituciones culturales del medio, trabajadores del
Museo, familiares de Rina Quiroga, y público en general.
En la ocasión hicieron uso
de la palabra el Arq. Luis Maubecín y el Pbro. Díaz, para referirse a este
acontecimiento que se nutre de sentimientos de religiosidad, historia y cultura
en torno a la fe mariana.
El funcionario municipal compartió
con los presentes la experiencia que significó la creación del Museo de la
Virgen, que “fue posterior a la Casa Caravati Museo de la Ciudad, de manera que
veníamos con algo de referencia”, dijo, apuntando que “el proceso creativo no
es único, no es lineal y no es igual a otros, y parte del principio de la
voluntad y la decisión política de hacerlo”.
Tras describir el proceso de
diseño, manifestó que “mi decisión fue hacer un museo que mostrara la relación
de la Virgen con su pueblo, o sea la devoción de los catamarqueños con rasgos
de identidad cultural”.
Relató algunas anécdotas vinculadas
con la historia de la Virgen mientras desarrollaba el proyecto, y aseveró que
“la intención del Museo es imprimir dinámica, orientarnos a la investigación,
la Virgen puede darnos muchísimo más. Hay anécdotas, hay testimonios que
enriquecen esta historia, lo que se exhibe es mínimo en comparación con lo que
hay y lo que se puede exhibir. Estamos acá para seguir sirviendo a la Virgen y
aportando a la cultura de la Provincia y la Ciudad”.
Pbro.
Diaz: “Es un espacio de enorme
valor
testimonial para quienes lo visitan”
A su turno, el Pbro. José
Antonio Díaz, Director del Museo de la Virgen del Valle, destacó algunos
aspectos referidos a la naturaleza del Museo, su finalidad, y recordó que “el
lugar es particularmente especial para la Iglesia de Catamarca, porque es donde
funcionó el primer Obispado de la diócesis y residía Mons. Bernabé Piedrabuena”.
Enmarcó este acontecimiento
en el contexto del camino de preparación y celebración del Jubileo por los 400
años del hallazgo de la Imagen de la Virgen del Valle, y señaló que “el Museo
resguarda y expone bienes culturales y religiosos vinculados con la historia de
Nuestra Madre del Valle. Desde el momento de la inauguración supimos que este
espacio sería de enorme valor testimonial para cuantos lo visitaran. En él
repercute la historia y la cultura de Catamarca íntimamente vinculada con la
presencia de María en su advocación del Valle. Por eso, es necesario que todo
lo que hagamos a favor del mismo tenga un fundamento eclesiológico, una
perspectiva teológica y una dimensión espiritual-cultural, ya que sólo así esta
institución puede integrarse como un proyecto pastoral”.
El sacerdote enfatizó que “este
Museo no es una simple colección de objetos que ya no están en uso, sino que se
encuentra con pleno derecho entre las instituciones pastorales, ya que custodia
y valora los bienes culturales que un tiempo estaban puestos al servicio de la
misión de la Iglesia y ahora son significativos desde un punto de vista
histórico-artístico. Es un lugar de conocimiento, disfrute, catequesis,
espiritualidad y comunión cultural que tiene a la Virgen del Valle como la
protagonista principal, que nos une y nos ayuda a referirnos a Jesucristo, su
Hijo y Nuestro Señor”.
Finalmente, agradeció “al
señor Intendente de Capital, y a quienes lo colaboran, en especial al
arquitecto Luis Maubecín, por la permanente colaboración que nos brindan.
Agradezco a María Liberti por su generosa entrega al servicio del Museo y en
ella a todo el personal que atiende y colabora para que todos los servicios funcionen.
Gracias por su empeño y colaboración”.
“La
pasión de Rina era confeccionar
los
mantos de la Virgen”
Como cierre, la sobrina de
Rina Quiroga, María Pilar Rodríguez, en representación de la familia, realizó
un breve repaso de “su meritorio currículum como trabajadora docente en varias
provincias, como así también en el exterior… De regreso a Catamarca, Monseñor
Elmer Miani, en una ceremonia religiosa, la consagró al servicio de la Virgen
del Valle en su Santuario, asumiendo según su condición laical, los consejos
evangélicos. Amó intensamente a los pobres, enfermos y abandonados, de quienes
recibió su reconocimiento”.
La joven rescató un rasgo
característico de Rina: “Su pasión era confeccionar los mantos para la Imagen
de la Virgen del Valle, trabajando para ello día y noche, llorando y llorando
porque se sentía incapaz. Siempre respondía que no era ella quien hacía el
trabajo sino que la Virgen la guiaba y le enhebraba la aguja. Cuando comenzó a
confeccionar el manto para celebrar los 400 años del hallazgo de la Sagrada Imagen,
Dios Padre la llamó para que celebre con la Virgen la fiesta eterna en el Cielo”.
También puso de manifiesto
“nuestro gran afecto al arquitecto Luis Maubecín, a nuestro querido Obispo Luis
Urbanc, y a los padres Julio Quiroga del Pino y José Díaz, por acompañarnos
siempre”.
Posteriormente, se procedió
al descubrimiento de las placas grabadas con los nombres de Rina Quiroga y de Fray
Mamerto Esquiú, cuyos nombres se impusieron a la Sala de los Mantos y a la Sala
de los Obispos, respectivamente.
Los actos finalizaron con un
ágape ofrecido a todos los presentes.