Fue durante la Misa por
Vida, concelebrada por más de 50 obispos de todo el país, entre ellos Mons.
Luis Urbanc. Un grupo de peregrinos catamarqueños participó de la celebración.
El domingo 8 de julio, una
multitud de personas de distintos puntos del país participó de la Misa por la
Vida, convocada por los Obispos argentinos en la Basílica de Luján, ante la
posibilidad de que el Congreso legitime “la eliminación de un ser humano por
otro ser humano” mediante el aborto.
Bajo el lema "A tus
pies renovamos la esperanza, #ValeTodaVida”, miles de familias, jóvenes y
niños, también legisladores, con banderas argentinas, pañuelos celestes y
carteles con las
leyendas “Salvemos las dos vidas”, renovaron ante la Virgen de
Luján, Patrona de la Argentina, el compromiso de cuidar la vida desde la
concepción.
La Eucaristía fue presidida
por el obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina
(CEA), Mons. Oscar Vicente Ojea, y concelebrada por unos 52 obispos, entre
ellos el Obispo de Catamarca, Mons. Luis Urbanc.
La ceremonia litúrgica se inició
en el interior de la basílica, donde se rezó el Ángelus ante la imagen de
Nuestra Señora de Luján, Patrona de la Argentina, que luego fue llevada en andas
por un grupo de obispos hasta el altar levantado en la plaza Belgrano, frente
al templo, donde se celebró la Misa.
Al comienzo se dio la
bienvenida al nuevo Nuncio Apostólico, Mons. León Kalenga Badikebele, quien fue
recibido con aplausos.
En su homilía, Mons. Ojea alertó
sobre la posibilidad de que por primera vez se dicte en la Argentina, y en
tiempos de democracia, “una ley que legitime la eliminación de un ser humano
por otro ser humano”.
También citó la exhortación
Gaudete et exsultate, en la que el papa Francisco sostiene que “la defensa del
inocente que no ha nacido debe ser clara, firme y apasionada porque allí está
en juego la
dignidad de la vida humana siempre sagrada y lo exige el amor a
cada persona más allá de su desarrollo”.
“Aquellos que decimos que
defendemos la vida desde la concepción hasta su término natural pasando por
todas las etapas de su crecimiento, no podemos quedarnos en enunciados y en
palabras”, dijo, y agregó: “Tenemos que asumir el compromiso social concreto
que nos lleve a crear condiciones dignas para recibir la vida, acompañando muy
cercanamente a aquellas hermanas nuestras que tienen embarazos en situaciones
psíquicas y sociales sumamente vulnerables y frágiles”.
El presidente de la CEA afirmó
que “es necesario encontrar soluciones nuevas y creativas para que ninguna
mujer busque recurrir a un desenlace que no es solución para nadie”.
Y recordó a los jóvenes que
“hemos recibido nuestra vida como don, por eso debemos cuidarla, tampoco somos
dueños de otra vida humana. Es otro cuerpo, otra vida sobre la que no tenemos
poder” y enfatizó: “Chicos y chicas, el aborto no es un derecho sino un drama”.
“Le hemos pedido entonces a
nuestra Madre que nos enseñe a respetar la vida, a
cuidarla, a defenderla y a
servirla. Los argentinos no podemos perder esa hospitalidad esencial de todo
ser humano: la capacidad de recibir con los brazos abiertos a todos aquellos
que han sido invitados al banquete de la vida, preparando para ellos una casa
digna de ser habitada, una Patria más justa, más fraterna y más humana”,
concluyó. Al finalizar la misa, los obispos recorrieron la plaza Belgrano portando la imagen de la Virgen Luján y bendiciendo a la multitud de personas congregada en el lugar.