El sábado 21 de julio, la
comunidad parroquial de San José Obrero celebró gozosa los 55 años de labor
evangelizadora en esa amplia jurisdicción del sur capitalino, con sede en el
barrio La Tablada.
En el templo adornado
especialmente para esta jornada especial, los actos comenzaron en horas de la
mañana con la celebración de la Misa presidida por el párroco, Pbro. Carlos
Figueroa, y concelebrada por el párroco del Sagrado Corazón de Jesús, Pbro.
Julio Murúa.
Durante su homilía, el Padre
Figueroa destacó la importancia de la parroquia como la comunidad donde “encontramos
el lugar
propicio para el culto divino, venimos a darle gloria a Dios, a adorarlo,
a pedirle y agradecerle, a recibir sus dones y sus gracias, a ser escuchados y sanar”.
Por eso consideró que “tener
una parroquia cerca es una bendición divina, y cuando las campanas suenan son como
la misma voz de Dios que nos invita a la alabanza, al perdón, al cambio de
vida, a servir a nuestro prójimo, a dirigir nuestra mirada al Señor. Es un don,
un regalo de Dios”.
En otro tramo recordó los
inicios de la tarea evangelizadora “en aquellos tiempos lejanos, con muchos
sacerdotes, primeramente los misioneros que llegaron por esta zona, hasta que a
través del Padre José Daniel Zelarayán se concretó la creación de la parroquia por
decreto de Mons. Pedro Alfonso Torres Farías. Y así, el 21 de julio de 1963,
después de haber andado en casas, debajo de un árbol, se fue
armando lo que después
será la parroquia, con la participación de los vecinos”.
“Desde 1963 creció de a poco,
posteriormente se levantó el templo que hicieron el Padre Carlos Ibáñez, con la
colaboración de todos ustedes de distinta forma, y la comunidad siguió
creciendo, al igual que la tarea de evangelizar, que nos compete a todos los miembros
de la parroquia, siempre en común unión con los distintos sacerdotes que
pasaron”, afirmó el párroco, agregando que hoy “venimos a disfrutar del trabajo
que otros hicieron, continuándolo con amor”.
Al final de la celebración eucarística
de acción de gracias, se brindó una reseña histórica de la parroquia, tras lo
cual se realizó un patio criollo en la plaza ubicada enfrente de la sede
parroquial, ubicada en el barrio La Tablada.