Camino a la Beatificación

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31 mayo 2013

El Obispo celebró los 31 años de su ordenación sacerdotal

Mons. Urbanc: “Creo en este sacerdocio que Jesús me compartió”

En la tarde de este jueves 30 de mayo, el Obispo Diocesano Mons. Luis Urbanc, celebró sus 31 años de sacerdocio durante la Misa de acción de gracias, que presidió en la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, concelebrada por sacerdotes del clero local, a quienes se sumó su hermano, el Padre Francisco Urbanc, quien llegó especialmente desde Tucumán para acompañarlo en este acontecimiento. Participaron de la Eucaristía el presidente del Concejo Deliberante de la Capital, Dr. Simón Hernández (h), junto con su esposa y feligreses en general.
En la homilía, Mons. Urbanc comenzó agradeciendo la presencia del presidente del Concejo Deliberante, quien representó en la celebración eucarística a los habitantes de la ciudad de San Fernando, "ya que este día es el Día de este santo. Es un día de gratitud para con Dios por la ciudad capital de toda la provincia; entonces le vamos a pedir a San Fernando, rey, que bendiga, que proteja, que consiga gracias especiales de Dios para nuestras autoridades municipales y provinciales".
Más adelante destacó la presencia de la capilla de la Gran Peregrina, la Virgen María en su advocación de Tres Veces Admirable, "que viene enviada del primer lugar donde estuvo en América, en Brasil, aquel lugar que se llama Tabor. Doce personas de acá de Catamarca junto con el padre Luis Páez fueron a Brasil, la trajeron en peregrinación y esta imagen se quedará en Catamarca e irá peregrinando por distintos lugares: oficinas públicas, distintas instituciones, parroquias, todos los que quieran recibirla, que será un hermoso gesto de honrar a María".

A continuación ofreció una reflexión sobre el Evangelio que se había proclamado. "Hemos escuchado cómo un ciego, identificado como hijo de Timeo, sintió hablar de Jesús como cualquiera de nosotros cuando tiene alguna necesidad y escucha que hay alguien que le puede dar una mano. Así también este hombre se enteró que Jesús pasaba y comenzó a gritar: ‘Jesús, hijo de David -Jesús significa salvador-, ten piedad de mí’.  La gente que acompañaba a Jesús le dice que se calle, que no moleste. Cuántas veces nos pasa a nosotros cuando vamos a pedir un favor a alguien y nos dicen no, no moleste... Y empezamos a correr a la gente. También le pasa a este hombre, pero este hombre insiste. Y Jesús permite que este hombre insista, que grite más fuerte, que moleste, para que se ponga en evidencia que este hombre tiene fe, que confía que algo puede suceder en su vida. Eso también nos tiene que pasar a nosotros cuando vamos a pedir a Dios algo, una gracia. Tenemos que pedir. Aunque nosotros estemos equivocados. Dios sabe muy bien que estoy equivocado, que lo que pido no me va a hacer bien. Pero es bueno que yo insista porque Dios me va a otorgar la gracia que realmente necesito, quizás no la que a mí se me ocurre, pero sí la que necesito. Si persevero, si insisto (...) Dios otorga beneficios a los que perseveran, a los que no tienen miedo de seguir insistiendo, como este hombre. Entonces Jesús se detiene y le dice a la gente: ‘Háganlo venir’ (...) y la frase que le dice la gente: ‘Animo, Él te llama’. Qué hermoso, qué bueno que también nosotros seamos estos delegados de Jesús para tanta gente que está esperando estas palabras (....). Todo esto es para que nos acerquemos a Jesús y entonces Jesús le va a preguntar: ‘¿Qué quieres que haga por ti?’. Y este hombre le dice: ‘Señor, que vea’. Y este hombre no solamente recuperó la vista física, que era su primer pedido, sino que recibió algo mucho más grande que la visión, recibió la fe. La fe nos permite ver lo que no ven los que no tienen fe. Es una mirada mucho más grande, mucho más profunda, mucho más necesaria, que el ser humano necesita mientras peregrinamos por este mundo".

En cuanto a su aniversario de ordenación dijo: "Estoy cumpliendo 31 años de vida sacerdotal; fui ordenado en una fiesta litúrgica importantísima, en Pentecostés del año '82 (...). Yo tengo que tener fe en lo que hago, creo en este sacerdocio que Jesús me compartió, tengo que ser un hombre de fe para creer que cuando digo: 'Yo te absuelvo', el Cielo perdona y cuando digo: 'Tomen y coman... tomen y beban’, ese pan y ese vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Yo creo y soy un objeto de fe para mí mismo. Ustedes son un objeto de fe para sí mismos como hijos e hijas de Dios. Así como dice la Escritura en la Carta a los Romanos nuestra vida va transcurriendo de fe en fe, dice Pablo. Cada día damos un pasito, subimos un escalón en este camino de la fe, de esta confianza absoluta en Dios, en creerle a Dios todos los días".

Al término de la Santa Misa, servidores del Santuario Catedral de la Virgen del Valle ofrecieron un brindis para homenajear a Mons. Luis en su aniversario sacerdotal.