Camino a la Beatificación

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07 abril 2016

Mons. Urbanc en el homenaje del mundo del Deporte

“El sufrimiento y la marginación evidencian que no vivimos en el amor y la luz que Dios nos ofrece en Jesús”

En la noche del miércoles 6 de abril homenajeó a la Virgen del Valle el ámbito del Deporte provincial y municipal, directivos y miembros de clubes, federaciones, asociaciones automovilísticas, Club Autos de Epoca, Cámara de Comercio, Sindicato de Comercio y Centro de Empleados de Comercio, durante la misa de las 21.00, presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, en el marco de las festividades marianas, en el 125° aniversario de su Coronación.
En el cuarto día del Septenario, la temática propuesta ayudó a considerar a Jesús como el rostro de la Misericordia de Dios Padre.
Durante su homilía, el Pastor Diocesano dijo que “los textos bíblicos que acabamos de escuchar nos han ayudado a reconocer que Dios está muy empeñado en salvarnos”, y que “en el Evangelio Jesús nos afirma que tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en Él no muera, sino que tenga Vida Eterna. Esta es la gran enseñanza de Jesús, es la expresión suprema de la
revelación cristiana. El amor del Padre a la humanidad es la razón más profunda de toda la historia de la Salvación. Y este amor se expresa en la entrega de su único Hijo”.
“Por tanto, creerle a Jesús nos proporciona Vida; rechazarlo o ser indiferente es optar por la muerte; creer en Jesús es vivir en la luz; no creer en Jesús es vivir en las tinieblas. No hay término medio: o vivimos o morimos; o estamos en la luz o en las tinieblas”, enfatizó Mons. Urbanc. Y agregó que “el sufrimiento y la marginación en que viven millones de personas evidencian lo lejos que estamos de vivir en el amor y la luz que Dios nos ofrece en Jesús. Ante esta
realidad los cristianos tenemos que hacer como los Apóstoles: anunciar a Jesús Resucitado, conscientes de que ‘hay que obedecer a Dios antes que a los hombres’, y seguros de que cuando Dios quiere que algo vaya adelante, toda oposición humana es ridícula”.
En la celebración, los alumbrantes participaron de la liturgia de la Palabra y de la Eucaristía, proclamando la Palabra de Dios y acercando los dones al altar.

Al finalizar la Santa Misa, el Obispo bendijo los autos de época presentes en el Paseo de la Fe.