Luego de su paso por el
palacio municipal, Mons. Luis Urbanc llegó a las dependencias del Concejo
Deliberante de la Capital, donde lo esperaban la presidenta del órgano
colegiado, María Jimena Herrera, los concejales y todos sus trabajadores,
quienes le brindaron una cálida bienvenida. Los acordes de la Banda de Música
Municipal acompañaron su entrada al edificio público, donde se realizó el acto protocolar,
durante el cual la presidenta del Concejo expresó: “Las puertas están abiertas
y los corazones dispuestos a escuchar la voz del Pastor, que fiel al mandato
divino, anuncia la Buena Nueva por doquier”. En nombre de todos los integrantes
del Concejo, agregó: “Me hago voz de cada uno de los hermanos y hermanas de
esta institución para expresarle nuestro cariño, nuestro compromiso de rezar
por usted y de aportar desde nuestras tareas un granito de arena para la
construcción de la civilización del amor”.
Luego se compartió el
testimonio de una compañera de la institución, que tuvo una experiencia de
especial intercesión divina mientras atravesaba el dificultoso tratamiento de
una enfermedad, dejando el mensaje de esperanza y fe en Dios que no abandona a
los que lo necesitan.
A continuación, el Obispo
presidió un momento de oración, compartiendo una plegaria con los concejales
presentes, que acostumbran rezar en el inicio de las reuniones de los obispos, encomendando
sus tareas y trabajos al Espíritu Santo.
Luego se dio lectura de la
Declaración de la Ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca como “Ciudad
Pro Vida”, reconociendo y garantizando el derecho a la vida desde la concepción
hasta la muerte natural, de todos los seres humanos, sin exclusiones, ni
discriminaciones arbitrarias. Esta declaración de interés promueve la
responsabilidad del ciudadano de la vida humana mediante la implementación de
políticas sociales, familiares, educativas, sanitarias y económicas, que
permitan la concreción de este derecho.
También se leyó la declaración
de Interés de la Ciudad del Año de la Niñez y la
Adolescencia, lanzado en el
contexto de la Misión Diocesana Permanente, por la Diócesis de Catamarca.
El Pastor Diocesano bendijo
un cuadro del Divino Niño y antes de dar la bendición final, les dedicó unas
palabras a los concejales y todos los que se desempeñan en sus oficinas,
agradeciendo el recibimiento y animándolos a trabajar incansablemente por el
bien común.