El Obispo finalizó la primera visita pastoral del
año exhortando a ser creativos para llevar a Jesús
Elevó súplicas especiales por el alma del Obispo Emérito de
Ctaamarca, Mons. Elmer Miani, quien falleció en la jornada.
El domingo 25 de mayo, el Obispo Diocesano, Mons. Luis
Urbanc, culminó su visita pastoral a la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús,
con una misa en la que elevó especiales súplicas por el eterno descanso del
alma del Obispo Emérito de Catamarca, Mons. Elmer Osmar Miani, cuya partida a
la morada eterna se conoció en la tarde de la jornada dominical, mientras oraba
ante el Santísimo Sacramento con jóvenes de la Acción Católica.
Antes del inicio de la celebración eucarística, el párroco,
Pbro. Juan Olmos, comunicó la noticia a los presentes y expresó su afecto por
el Obispo Emérito.
Participaron de la misa fieles de las distintas comunidades
que el Pastor Diocesano visitó durante los siete días de intenso peregrinaje
por esa amplia jurisdicción parroquial.
Durante su homilía, el Obispo pidió por su antecesor,
expresando: “Recemos por el eterno descano del alma de Mons. Elmer Miani, quien
dio el paso, hizo la Pascua y se encuentra con Jesús en el cielo. Recemos por
él, para que sus restos puedan descansar en la Catedral, donde durante los años
que fue obispo pudo sentarse en esa cátedra. Que el Señor le conceda el premio
a todos sus esfuerzos y dolores que le hemos causado, porque él sufrió como
pastor. Que Dios le perdone sus faltas y haga fructificar la entrega que hizo
de su vida. He celebrado la misa acá, con ustedes, para que el corazón
misericordioso de Jesús acoja a este Pastor que le ha tocado conducir, desde el
año 1990 hasta el 2007, esta Diócesis de Catamarca”.
“La comodidad no sirve para evangelizar”
En el inicio de su predicación, Mons. Urbanc agradeció a
Jesús “estos días de visita pastoral que fueron intensos, caminando los
barrios, visitando las instituciones, encontrarme con catequistas, con niños de
la catequesis, con jóvenes, enfermos, los hogares, compartiendo lo que el Señor
nos ha deparado esta semana, unos días de gracia”.
Luego hizo un llamado a comprometerse con la evangelización,
que debe ser “nueva en su ardor, en su expresión y en sus métodos”, dijo,
enfatizando que “tiene que haber creatividad, sacar las estructuras caducas,
somos una comunidad, un pueblo que camina. A esta experiencia invita la visita
pastoral. Hay que desinstalarnos, la comodidad no sirve para evangelizar, hay
que salir, hay que pedir al Señor las fuerzas para ser creativos, hay que salir
a buscar a la oveja perdida, y eso lo tenemos que hacer entre todos, cada uno
en su lugar”.
Afirmó que en esta visita pastoral es Jesús, en la persona
del Obispo, quien “viene a hablarnos, a convocarnos, a corregirnos, a alentarnos.
Yo no he venido a una formalidad, he venido a compartir la vida de fe con
ustedes. El creyente descubre por la fe la presencia de Jesús, que viene a su
vida, a la vida de familia, de comunidad, de su barrio. Y Jesús me interpela,
me cuestiona, me motiva, me sacude”. Por eso,
exhortó que “salgamos de acá y vayamos a misionar, tenemos una parroquia
muy grande, con gente muy marginada, muy olvidada de Dios. Ustedes tienen que
ir a misionar junto con el sacerdote, hay que llevar mucho amor en el corazón,
llevar la esperanza que los sostiene, los moviliza, la esperanza que los hace
ser creativos para llevar a Jesús hasta
el último rincón”.
“Tenemos un Dios loco de amor por nosotros”
En otro tramo de su predicación pidió al Señor “que me ayude
a cumplir con mi misión, que es la misión de Jesús, quien dio su vida por
nosotros. El dio la vida por mí, cómo me voy a echar para atrás. Tengo que ir
para adelante, sin miedo, llevar el mensaje de paz, de amor, de fe, de
esperanza al mundo. Decirle al mundo que tenemos un Dios loco de amor por
nosotros”.
También animó a buscar la forma de “ser más efectivos, más
incisivos en este anuncio del mensaje de Jesús a todos, especialmente a
aquellos que están lejos, tanto niños, como adolescentes, que están presos de
la droga, el alcohol”.
Asimismo, compartió con la asamblea su preocupación por las
personas especiales de la comunidad: “Me conmovió ver tantos discapacitados,
estoy muy dolido, y eso significa que hay muy mucha miseria. Son seres humanos,
y nosotros no podemos estar indiferentes a ellos. Son muchos y hace falta la
solidaridad de todos para acompañar a esas familias que tienen discapacitados
en demasía. Ahí falta amor cristiano, falta fe, falta esperanza. Por eso,
hermanos queridos, les ruego de corazón, pídanle al Sagrado Corazón de Jesús
que seamos más humildes, cercanos, que nos conmueva el dolor y las dificultades
del otro, que no nos quedemos indiferentes”.
Antes de la bendición final, todos los presentes saludaron a
Doña Ramona Córdoba, miembro del Apostolado de la Oración y colaboradora de la
parroquia, quien dio gracias a Dios por sus 90 años de vida y recibió un ramo de flores de regalo.