“Tengo
la satisfacción de haberlo acompañado
con
fidelidad, como un buen amigo”
“Siento mucho la partida de Mons. Miani de la
tierra, pero sabemos que la fe es la que nos da el consuelo, la paz de que se
va a descansar en paz junto al Padre. Sabemos que ése es nuestro destino,
nuestro premio”, expresó quien acompañó a Mons. Elmer Miani como Vicario
General de la Diócesis durante su gobierno eclesiástico.
“De él tengo muchos
recuerdos, porque me ha tocado trabajar muy de cerca con él, como sacerdote,
como hermano, como amigo, pero también como Vicario General y en la Catedral. Agradezco
a Dios y a la Virgen, y a él que me ha dado responsabilidades muy delicadas en
su gestión como Obispo Titular, acá. Hemos llegado a tener mucha confianza,
mucha amistad, y tengo esa satisfacción de haberlo acompañado con fidelidad, como
un buen amigo.
Lo conocía mucho, sabía de
sus virtudes y también de sus problemas de salud, ya que me ha tocado estar en
esos momentos muy duros para él estando en ejercicio. Eso me queda como
tranquilidad.
Era un hombre que amaba
mucho a la diócesis, a los sacerdotes, a las comunidades, a los pueblos. Me
queda un buen recuerdo de él. Dedicó su tiempo como obispo a conducir a este
pueblo que ama a la Virgen, y él mismo amaba a la Virgen, a los peregrinos que
llegaban a su santuario”.
**********************************************************************************************
Pbro. Julio Quiroga del
Pino, Vicario General de la Diócesis.
“Era
un entrañable devoto de la
Virgen
María, la quería muchísimo”
“Mons. Elmer Miani era pastor,
sacerdote de toda la vida, porque desde muy chico estuvo en el Seminario en Córdoba,
donde terminó y luego hizo el Seminario Mayor, además del Profesorado en Letras.
Fue ordenado Obispo Auxiliar luego de haber estado mucho tiempo en la campaña, además
de vicario de la formación de religiosas en córdoba por muchos años, y luego
titular de la Diócesis de Catamarca.
Era asequible, muy cercano,
directo para hablar, muy cordobés en sus momentos más íntimos con sus chistes.
Muy paternal y firme en sus decisiones. Entrañable devoto de la Virgen María,
la quería muchísimo. Le gustó estar, ya como emérito, viviendo en la Catedral,
donde celebraba misa todos los días a las 10.00 en el Camarín por pedido
personal de él, porque quería estar junto a la Virgen.
Estuvimos muy de cerca de él
en este último tiempo, en que nos llamaba y nos informaba detalles porque sabía
que estaba muy pronta su partida. Muy consciente de todo, con la claridad que
vivió su ministerio, su enfermedad, estaba consciente de que debía partir.
Con nosotros, los
sacerdotes, era muy cercano, muy directo, un padre. Muy firme en sus posturas,
en sus detalles para tratar otras cuestiones. El ha ido marcando eso, una
cercanía, muy paternal, y a la vez una firmeza en los conceptos, en los modos”.
**********************************************************************************************
Pbro. Oscar Tapia, Delegado
Episcopal de la Animación Bíblica de la Pastoral
“Debemos
profundizar las enseñanzas que
nos
ha dejado en sus años de episcopado”
“Ante la partida de Mons.
Elmer Miani, nos corresponde como todos los cristianos más que nunca aferramos
a la resurrección del Señor Jesucristo y nos da esperanza saber que pudo
cumplir la misión como sacerdote, como obispo. Se retiró cuando cumplió los
años para ser declarado emérito, y después de un tiempo aquí, a los pies de la
Virgen, él mismo decidió buscar un lugar donde recibir la atención que necesitaba
más de cerca y profesional por la enfermedad que lo aquejaba.
Tuvimos la gracia, con un
grupo de sacerdotes, de ir el 23 de abril para su cumpleaños, compartir la misa
y un almuerzo distendido, hermoso, y prácticamente despedirnos. También nos dio
mucha tranquilidad ver que a pesar de que la enfermedad avanzaba, él estaba
sereno y se sentía allí bien cuidado.
Tuvo la compañía de gente
querida hasta el fin. Eso también es una gracia de Dios. Mucha gente muere sola
y abandonada, él tuvo hasta el final de sus días la calidad de vida. En esto agradecemos
de corazón a las Hermanas de San Camilo, que tienen un geriátrico ejemplar
donde nuestro Obispo Emérito pudo pasar los últimos días de su vida.
Que descanse en paz. Ahora sus
restos serán sepultados a los pies de Nuestra Madre, como corresponde a un
obispo, en la Catedral, y más a él que sirvió con amor a la Virgen. Y su espíritu
y su alma estarán en la presencia del Señor, gozando del premio merecido por
tantos años de trabajo, de sufrimiento, de cruz en la enfermedad.
Que el Señor lo tenga en la
gloria y a nosotros que nos llene de consuelo, paz, esperanza, y también de la
sabiduría para profundizar las enseñanzas, los ejemplos que nos ha dejado en
sus años de episcopado”.