El
Obispo Diocesano de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, quien esta mañana partió
hacia Buenos Aires para participar de la Asamblea Plenaria de los Obispos
Argentinos, compartió su experiencia del viaje que realizó a Tierra Santa y a
Roma, donde tuvo el privilegio de participar de la canonización de los Papas
San Juan XXIII y San Juan Pablo II, concretada el domingo 27 de marzo, en la
Plaza de San Pedro. Fue además una oportunidad para renovar
su fe y comunión con Pedro en la persona del Papa Francisco, concelebrando la
Santa Misa el día de Santa Catalina de Siena, en su capilla de Santa Marta. En
la oportunidad, el Santo Padre le expresó su interés por la Iglesia local y
envió una bendición especial para todos los catamarqueños, que fue transmitida
por Mons. Urbanc en el cierre de Solemne Procesión.
Con relación
a la ceremonia de canonización de los Papas San Juan XXIII y San Juan Pablo II,
de quienes en la homilía de la Misa Pontifical de ayer dijo que “han sido
dos enamorados de la Virgen María” y “verdaderas luminarias de la segunda mitad
del siglo XX”, el Obispo catamarqueño
dijo: “El domingo 27 de abril pude participar de la canonización
de los beatos Juan XXIII y Juan Pablo II, junto a más de 100 cardenales, más de
1.000 obispos y más de 4.000 sacerdotes concelebrando. También estuvo presente
el Papa Emérito Benedicto XVI. Se calcula que participaron de la celebración
alrededor de 1.000.000 de personas”. Puntualizó que “fue una linda celebración,
muy participada sobria y serena. Duró unas dos horas. La homilía del Papa
Francisco fue breve y puntual. Además de participar de este acontecimiento de
tanta magnitud, he tenido la dicha de rezar frente a la tumba de ambos santos”.
Misa con el Papa
Por
su parte, “el martes 29 a las 7 de la mañana participé de la Santa Misa con el
Santo Padre en Santa Marta. Luego de la celebración pude intercambiar un saludo
y un diálogo con el Papa Francisco. A quien le hice llegar el saludo de todos
los catamarqueños, que lo agradeció y retribuyó. Me preguntó cómo va la Misión
Diocesana Permanente, la atención de las distintas comunidades, especialmente
por el oeste catamarqueño, y que estaría unido a nosotros en la fiesta del
septenario de la coronación, que concluyó ayer”.
En la tumba de san Juan Pablo II
Inmediatamente
después de la misa con el Papa Francisco, “a las 8 me dirigí con otro obispo
argentino, Mons. Gustavo Zurbrigen, a la tumba de san Juan Pablo II y
concelebramos la Misa allí. Rogué al Santo Papa por nuestra diócesis de
Catamarca, por los enfermos, los niños y
adolescentes, las familias, los
gobernantes, los docentes, los médicos, los sacerdotes, los religiosos, las
monjas, los seminaristas, los pobres, los marginados y excluidos, en fin por
todos”.
En Tierra Santa
Sobre
su paso por la tierra donde nació, vivió y murió Jesucristo, manifestó que “la
experiencia de 5 días en Tierra Santa fue muy rica e intensa tanto en la
vivencia de lugares sagrados como Jerusalén, el Cenáculo, Cafarnaúm,
Tiberíades, Monte de las Bienaventuranzas, Lugar del Primado de Pedro, entre
otros”.
También
destacó “las conferencias para conocer más a fondo lo que es y está haciendo el
Camino Neocatecumenal en todo el mundo”, ya que “este viaje lo realicé gracias
a que lo programaron y financiaron los hermanos del ‘Camino Neocatecumenal’”.
En este sentido, comentó que los integrantes de este movimiento “han comenzado
a misionar en Catamarca el año pasado, y este año vinieron a quedarse por un
tiempo indeterminado un matrimonio con cuatro niños, un seminarista y un laico
a fin de poder hacer mejor la tarea y poder ir consolidando pequeñas
comunidades que profundicen mejor su compromiso bautismal y misionero”.
Las
jornadas contaron con la participación de prelados de todo el mundo entre los
cuales se encontraba el obispo catamarqueño: “Participamos 4 cardenales, unos
130 obispos, unos 80 sacerdotes y unos 150 laicos venidos de distintos países
donde ya hay comunidades neocatecumenales. El lugar de los encuentros se llama
‘Domus Galileae’, que se levanta en el lugar donde Jesús pronunció las
Bienaventuranzas. Allí también funciona uno de los 100 seminarios ‘Redemptoris
Mater’. Desde allí se tiene una mirada constante al lago de Galilea, testigo de
la labor evangelizadora de Jesús”, afirmó.
Agradecimiento
Finalmente,
agradeció “a todos los que me acompañaron con su oración y pido disculpas que
no pude estar físicamente presente en la Solemne Bajada de la Virgen, en la
Misa de los gauchos y en las sucesivas Eucaristías. Pero espiritualmente estuve
siguiendo cada uno de los momentos y unido a todos los devotos y peregrinos,
rezando con ellos y por ellos, para que cada uno recibiera las gracias que
necesita”.