En la tarde del domingo 24 de
diciembre, el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, puso en funciones como nuevo
párroco de la comunidad de San Jorge al Pbro. Javier Grosso, quien fue
trasladado desde la parroquia de Nuestra Señora de Belén, donde se desempeñaba
como Vicario Parroquial. Con esta designación, el sacerdote tendrá la misión de
suceder al Padre Raúl Contreras, quien falleciera en un accidente doméstico el
pasado jueves 21 de diciembre.
La Eucaristía fue concelebrada por los Pbros. Carlos Figueroa Arteaga y Lucas Segura, Párroco de San
José Obrero y Capellán de la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora
del Valle, respectivamente, en tanto que otros sacerdotes de parroquias vecinas
del sur de la ciudad
capital atendieron a los fieles que se acercaron al
Sacramento de la Reconciliación.
Participaron fieles de las
distintas comunidades que componen la jurisdicción parroquial, familiares del
Padre Raúl Contreras, cuyo novenario para pedir por el eterno descanso de su
alma se está realizando diariamente a las 20.00 en el templo.
En el inicio de la ceremonia, el
Padre Carlos Figueroa Arteaga leyó el decreto de designación, mientras que el
Obispo bendijo el agua con la que el Padre Javier roció a los presentes.
Una joven, en representación de
toda la comunidad, dio la bienvenida al nuevo párroco, expresando que “lo
recibimos como el pastor de nuestra comunidad, y esperamos que, a través de
usted, Dios derrame su gracia en nuestra comunidad, de sus labios la Palabra de
Dios y la enseñanza de la Iglesia, de sus manos la absolución de nuestros
pecados, la consagración de la Eucaristía y de su corazón el amor de padre y
pastor. Padre Javier, sea bienvenido, usted es nuestro párroco”.
Antes de la proclamación de
lecturas, el Obispo depositó en las manos del Padre Javier la Palabra de Dios,
y en su homilía expresó: “En esta misa les estoy dejando al nuevo pastor que
los va a acompañar, al Padre Javier Grosso. Dios ha querido que pronto pueda
conseguir un sacerdote que pueda acompañarlos y seguir detrás de los sacerdotes
que han comenzado a trabajar en este sector de la ciudad. El Padre Raúl desde
el cielo me ha dado una buena manito para poder conseguir inmediatamente a
alguien que pueda seguir la tarea”.
Pidió por “el eterno descanso del
alma del Padre Raúl y también por la fecundidad del ministerio del Padre
Javier. Poco a poco se irán conociendo, es un momento complejo del año cuando
asume porque pronto están las vacaciones y nos dispersamos un poco, pero ya por
lo menos irá conociendo a la comunidad y para programar un poco la tarea para
el año entrante”.
Asimismo, apuntó que “vamos a
tener muy temprana la Cuaresma, el 14 de febrero ya es Miércoles de Cenizas,
así que habrá bastante tarea para acomodar; está toda la cuestión de la
catequesis, ir conociendo las distintas comunidades”, a la que vez que pidió a
la comunidad: “No sean ansiosos, no se hace todo de una sola vez, por lo menos
empezar a tener los encuentros, las conversaciones con las distintas
comunidades, con los movimientos y los grupos que trabajan en la parroquia, y
así emprenderán la tarea”.
Agradeció al Padre Javier “su
disponibilidad para asumir esta tarea”, y comentó que “estuvimos un poco antes
con el Padre Salvador Acevedo, quien le contó un poco cómo es esta parroquia
para que se oriente, ya que él ha estado antes del Padre Raúl”.
Mons. Urbanc exhortó a “que
puedan construir una comunidad viva, fraterna, solidaria, misionera, como nos
pide el Papa, una iglesia en salida, siempre salir al encuentro, hay que salir,
no hay que apoltronarse. Ustedes conocen perfectamente las dificultades que
viven acá, en este sector de la ciudad, los desafíos que hay, así que a
trabajar siempre con un buen espíritu y sabiendo contar en todo momento con la
ayuda de Dios. El Señor está a nuestro lado para ayudarnos, alentarnos, nos
apoyamos en Él, nos vamos apoyar en nuestro Santo Patrono San Jorge, que nos
enseña a luchar contra el demonio”.
Dando continuidad a la ceremonia
litúrgica, el Padre Javier Grosso realizó la profesión de fe y renovó sus promesas
sacerdotales. Asimismo, recibió de manos del Señor Obispo los óleos sagrados
con los que administrará los Sacramentos, y la llave del Sagrario.
Antes de finalizar la celebración
eucarística, el flamante párroco se dirigió a la comunidad evocando al Padre
Raúl: “Deseo agradecer a Dios por la vida y por la entrega de quien hasta hace
pocas horas fuera su párroco, el Padre Raúl Contreras”, para quien solicitó un
fuerte aplauso. Y consideró que “nada es casual en esta vida y menos en este
día donde no sólo la Iglesia sino el mundo y el universo entero esperan la
llegada de nuestro Salvador, Jesucristo. Es por eso que asumir como párroco en
este día percibo que el cielo nos invita a cada uno de nosotros, en primer
lugar, a tomar conciencia de que Jesús vino a unir y reconciliarnos con Dios y
entre nosotros. Además, siento que somos invitados por Dios a realizar un nuevo
tiempo donde podamos hacer de nuestro corazón un permanente pesebre viviente,
seguir creciendo como comunidad y en comunión con las comunidades de esta
parroquia como son, la Medalla Milagrosa, San Martín de Porres y Jesús de la
Buena Esperanza”.
También indicó que “por lo
dialogado con nuestro Obispo son muchos los desafíos que hay en esta parroquia,
pero también me ha destacado la caridad humana de los varones y mujeres que
forman parte de esta porción de la Iglesia de Catamarca. Una fuerza que sigue
avanzando por sobre tantas realidades difíciles, el tesoro que le da su propia
identidad”.
En este sentido dijo que “no vino
un súper sacerdote sino un servidor, alguien que desea caminar junto a ustedes,
al ritmo de ustedes, aprender juntos y, sobre todo, crecer en el amor fraterno,
del encuentro, donde las diferencias se puedan canalizar por medio del diálogo
respetuoso para discernir juntos los pasos a dar”, agregando que “esto será
posible en la medida en que llevemos una vida de intensa oración personal y
comunitaria, donde la Eucaristía sea el centro vital de nuestra entrega
pastoral, el rezo del Santo Rosario la vitamina fundamental en nuestro diario
peregrinar, la Palabra de Dios donde podamos alimentar nuestra alma y el
Catecismo de la Iglesia Católica como la gran hoja de ruta que la Iglesia nos
viene proponiendo desde hace mucho tiempo”.
Puso a la comunidad a él mismo
“bajo el amparo de la Santísima Trinidad, la Sagrada Familia de Nazareth, San
Jorge, la Medalla Milagrosa, San Martín de Porres y Jesús de la Buena
Esperanza, para que cada uno de ellos nos protejan, nos guíen, nos cuiden y nos
enseñen a crecer en la fe, la esperanza y caridad”.
Finalmente, agradeció a la
comunidad de Belén que lo acogió en este tiempo, “sabemos que toda comunidad
cuando un sacerdote es trasladado también siente el dolor de la partida, por
eso los quiero tener presentes”, afirmó.
Al finalizar la celebración, en
la puerta del templo, el Padre Javier saludó a los fieles de la comunidad que
desde ahora le toca pastorear.