Hoy comienza oficialmente el
Adviento. Es un periodo en que las personas se preocupan en limpiar y decorar
su casa para la Navidad. Pero es mucho más que eso. Es un periodo en que
debemos hacer limpieza también en nuestras almas y nuestros corazones. Sacar el
polvo y las telas de araña de la casa, mientras sacamos los malos sentimientos
de nuestros corazones: odio, rencor, resentimiento, envidia, egoísmo.
Alejar los muebles para hacer la
limpieza, y también alejar actitudes negativas como prejuzgamiento, rechazo,
condenación, críticas, grosería, mentiras, maledicencia, avaricia y cinismo...
Limpiar las ventanas y limpiar
también la mirada, para realmente ver a las personas de alrededor y atender a
sus sentimientos y necesidades.
Terminada la limpieza, ahí sí
iniciar la decoración. Llenar el corazón de amor, ternura, respeto, compasión y
cariño. Llenarse de actitudes positivas como acogimiento, gentileza,
generosidad...
Intentar transmitir a las
personas próximas o distantes, sentimientos como autoestima, confianza, paz.
Entonces, cuando llegue el día de
Navidad estaremos preparados para decir: Puedes entrar, sea bienvenido Señor
Jesús!
Mensaje compartido por Mons. Luis Urbanc