Cuando el sol de la tarde
aún bañaba el Valle de Catamarca, la Imagen Morena venerada desde hace cuatro
centurias en estas tierras atravesó el río del Valle, tal como sucedió hace
exactamente 323 años, cuando salió desde la Ermita de Valle Viejo hacia el
lugar que luego se convertiría en la capital de Catamarca.
Tras la Eucarística,
celebrada en la otra orilla del río, miles de peregrinos con los pies cansados,
pero el corazón henchido de amor y alegría por el encuentro con la Madre, marcharon
reeditando aquel 7 de abril de 1695. Acontecimiento cuyo
aniversario hoy se
inscribe en el contexto del Año Diocesano de la Piedad Popular, tema de este
segundo año del trienio de preparación para el Jubileo del año 2020, con
ocasión de los 400 años del hallazgo de la prodigiosa Imagen en la Gruta de
Choya.
Todos dispusieron su cuerpo
y su espíritu para decir presente en este hecho extraordinario, que contó con
la participación del Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, sacerdotes,
religiosos, autoridades civiles, miembros de las fuerzas de seguridad, gauchos,
escuelas, organismos e instituciones de distintos ámbitos de la sociedad. En
fin, nadie quiso perderse esta expresión de profunda devoción.
Los gestos de amor y fe se
sucedieron a lo largo de los 7 kilómetros del recorrido, engalanado con
gallardetes y globos celestes, blancos y amarillos por los propios vecinos. En
algunos tramos, el Obispo se acercó y bendijo a enfermos y ancianos que
esperaban el paso de la Madrecita Morena.
Fue proclamada como Patrona
del Noroeste Argentino, Patrona de Catamarca, Patrona de la Diócesis de
Añatuya, Protectora de la Diócesis de La Rioja, Patrona Nacional del Turismo,
Patrona Nacional del Paracaidismo, Patrona de los Algodoneros del Chaco,
Patrona de la Feria Internacional
de Turismo, Patrona del Festival de Cosquín.
En el Parque de los Niños
recibió el homenaje de los más pequeños, mientras que sobre calle República en
la explanada del antiguo Hospital San Juan Bautista, los jóvenes cantaron,
bailaron y encendieron las candelas para acompañarla en este año en que Su
Santidad Francisco les dedica una especial atención para reflexionar sobre su
realidad.
Ya en el Paseo de la Fe, el sonido
de las campanas anunció su arribo y la multitud de peregrinos estalló de emoción
y la saludó mientras ingresaba al Santuario desde donde presidirá el Septenario
en su honor.
El Obispo agradeció a los
que participaron y a quienes ayudaron a conservar el orden durante el trayecto
de la peregrinación, e impartió la bendición a todos los presentes.
El domingo 15 será otra
oportunidad para estar más cerca de su presencia, cuando nuevamente salga para
recorrer junto a sus hijos las calles de la ciudad en la Solemne Procesión.