Camino a la Beatificación

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07 agosto 2016

Cientos de devotos peregrinaron para pedir que no falte el trabajo y el pan

A pesar del fuerte viento que azotó la ciudad capital durante la tarde del domingo 7 de agosto, una gran cantidad de fieles y devotos participaron de los actos de cierre de las fiestas patronales en honor a San Cayetano en la capilla ubicada en el sur de la ciudad capital, perteneciente a la jurisdicción parroquial del Sagrado Corazón de Jesús.
 Alrededor de las 16.30, salió la imagen del Santo Patrono del Pan y del Trabajo llevada en andas por los fieles y acompañada por el párroco del sector, Pbro. Juan Olmos, mientras los devotos agitaban los pañuelos y se escuchaban los acordes de la Banda de Música de la Municipalidad de la Capital.
La marcha procesional recorrió las calles de distintos barrios que componen la comunidad elevando peticiones al Padre por intercesión de San Cayetano, rogando especialmente
para que no falte el trabajo y el pan en los hogares. Frente al cementerio municipal Fray Mamerto Esquiú, los participantes de esta manifestación pública de fe rezaron por el alma de los fieles difuntos, en este Año Jubilar de la Misericordia propuesto por el Papa Francisco.
Luego de peregrinar durante más de una hora en una jornada ventosa, los fieles arribaron al templo para participar de la Santa Misa, presidida por el Padre José Antonio Díaz y concelebrada por el Padre Juan Olmos.
En el inicio de su homilía, el Padre Díaz afirmó que “el trabajo es una ley de la vida, es un
mandato de Dios. Todos tenemos que trabajar. Si bien hoy estamos pasando por una situación muy difícil en el país, y hace falta mucho trabajo remunerado para poder vivir dignamente, también es cierto que mientras esto se solucione, los cristianos estamos llamados a trabajar en nuestros barrios ayudando, colaborando, solidarizándonos con aquel que no tiene trabajo. Esta es una oportunidad de solidaridad, los momentos difíciles nos tienen que mover a la solidaridad no al aislamiento. No al sálvese quien pueda. Esta es una oportunidad para decir: ‘¿Señor, qué tengo yo para ofrecer?’”.
En otro tramo resaltó que “San Cayetano confiaba plenamente en la Providencia de Dios.
El trabajo del cristiano debe ser hecho desde una confianza en la Providencia de Dios y nunca nos va a faltar nada. El que pone esfuerzo y oración va logrando amalgamar en su vida no sólo el desarrollo económico, sino el desarrollo humano”.
"En este domingo, el Señor nos invita a darle sentido a nuestro trabajo, cada vez que vayamos a empezar un trabajo, vamos a comenzar una jornada, preguntémonos para qué voy a trabajar hoy, y ojalá que la respuesta sea para amar a Dios, para construir el Reino de los Cielos, para servir a mis hermanos más necesitados, para desplegar mi potencial humano, para crecer en dignidad, que deberían ser los verdaderos motivos para trabajar todos los días. La productividad del ser humano tiene que estar puesta en función de los valores y la calidad humana", manifestó.  


Para finalizar rogó “que el Señor nos ayude para que en este día podamos volver la mirada sobre el sentido cristiano de nuestro trabajo, y todo lo que hagamos sea para gloria de Dios y para ayudar a los más necesitados, como lo ha hecho San Cayetano toda su vida”.