Camino a la Beatificación

siguenos en facebook Canal de youtube siguenos en facebook

21 agosto 2016

Plegaria por los niños



Señor, hoy quiero pedirte por los niños que dejan sus dedos llenos de chocolate en todo lo que tocan, que saltan en los charcos y arruinan sus pantalones nuevos, que comen dulces antes de la comida y que nunca encuentran sus zapatos en la mañana.
Quiero pedir por los niños que miran a los fotógrafos desde atrás de los alambres de púas, que nunca han caminado por la calle con un par de zapatos nuevos, que nunca han jugado “bolitas” y que han nacido en lugares a donde nosotros jamás nos acercaríamos, que es donde probablemente morirán.
Quiero pedir por los niños que nos dan besos pegoteados de caramelo y ramos de flores, que duermen con su perro y quieren enterrar a sus pescaditos, que nos abrazan muy fuerte y que olvidan su dinero para la merienda, que riegan la pasta de dientes por todo el baño, que observan con ojos asombrados a su padre cuando se afeita y a su madre mientras se maquilla, que hacen ruido cuando toman la sopa.
Y también quiero pedir por los niños que nunca han comido postre, que no tienen cobija favorita que llevar a todos lados, que ven a sus padres sufrir, que se acercan a nuestros coches en cada esquina implorando con sus ojos, que no tienen baños para asearse, y cuyas fotos aparecen en las estaciones de policía y no en las oficinas de sus padres.
Quiero pedir por los niños cuyas pesadillas suceden a plena luz del día, que comen lo que encuentran, que duermen bajo el cielo abrigados por periódicos, que nunca han ido al dentista, que no reciben mimos de nadie, que se acuestan a dormir hambrientos y se despiertan hambrientos, que no tienen una dirección.
Quiero pedir por los niños a quienes les gusta que los carguen y por aquellos que tienen que ser cargados, por los que se dan por vencidos y por los que siguen luchando, por los que no encuentran manos que tomar.
Por todos esos niños, Señor, quiero pedir el día de hoy, porque todos son valiosos, dan una nueva forma de amor a nuestras vidas y una razón para vivir, porque ellos nos hacen sentir la necesidad de comprometernos a construir un mundo más justo.
Oramos y pedimos por nuestros hijos, los que nacieron y los que nacerán, porque son la mejor esperanza para nuestro mundo, la compensación de nuestro trabajo, la realización de nuestros sueños incompletos, la garantía de nuestra inmortalidad, y la muestra de que Dios no ha perdido la esperanza en la humanidad.
Padre, también te pido por los niños que nunca recibieron un abrazo y nadie les habló de que tenemos un Dios que es un Papá amoroso.
Señor, yo te pido por todos los niños del mundo, para que Tú los bendigas con Amor y Alegría. Amén.