Mons.
Urbanc: “Que la levadura del Evangelio leude la masa del
mundo deportivo, haciéndolo una escuela de humanización”
El miércoles 26 de abril,
durante la misa central de las 21.00, rindieron su homenaje a la Virgen del
Valle el Ambito del Deporte estatal provincial, municipal, clubes, círculos,
federaciones, asociaciones automovilísticas, Club Autos de Época, Cámara de
Comercio, Sindicato de Comercio y Centro de Empleados de Comercio. Estuvieron
presentes autoridades del sector, encabezadas por el Secretario de Estado de
Deporte y Recreación de la Provincia, Prof. Maximiliano Brumec, y el Secretario
de Cultura y Deporte de la Municipalidad de la Capital, Arq. Luis Mauvecín,
entre otras autoridades.
Numerosos niños, jóvenes y
adultos vistiendo sus camisetas y uniformes deportivos llenaron de color la
Catedral Basílica para decirle presente a la Madre Morena. Los alumbrantes
proclamaron la Palabra de Dios y acercaron las ofrendas hasta el altar.
En el inicio de su homilía,
el Obispo dio la bienvenida a los alumbrantes y destacó que “en un mundo donde
crece la obesidad y las enfermedades físicas, ambas a veces condicionadas por
una vida llena de stress, hay mucho que recuperar en el mismo deporte y en la
sana recreación física para
que estas actividades saludables vuelvan a ser
practicadas y disfrutadas en bien del cuerpo”.
Al plantearse si “más allá
de la salud física, ¿hay algo más que podemos encontrar en el deporte?”, tomó
las palabras de Pío XII, delineando cuatro fines que tiene el deporte: “1) un
fin próximo, el de educar, desarrollar, y fortalecer el cuerpo; 2) un fin
remoto, porque el deporte sirve para predisponer el cuerpo al servicio del alma
y de la persona; 3) un fin más profundo todavía el de contribuir a la
perfección del hombre; y 4) un fin último, el de acercar el hombre a
Dios”.
Dentro del horizonte de los
cuatro fines de deporte, afirmó que “nace un programa pastoral para el mundo
del deporte. Se trata de recuperar, salvaguardar, y poner en evidencia estos
cuatro fines de manera tal que el deporte esté siempre al servicio del hombre,
y no el hombre al servicio del deporte”.
Asimismo, comentó que “la
Iglesia, ya desde hace tiempo, está formando un equipo. Hay un entrenador
excepcional, Jesucristo; hay una estrategia magnífica, el evangelio, y hay
tantas almas que nos esperan, pero faltan jugadores. ¿Estamos dispuestos a ser
uno de esos jugadores?”,
preguntó.
Y apuntó que “a la Santísima
Virgen María le confiamos esta necesidad para que nos ayude a dilucidar el
camino a seguir, y a poner lo mejor de cada uno para que la levadura del
Evangelio leude la masa del mundo deportivo, haciéndolo una verdadera escuela
de humanización, generosidad, altruismo, laboriosidad, solidaridad, justicia y
paz”.