En las primeras horas de la
mañana, la ciudad se despertó con el sonido del trote de miles de caballos que
atravesaron el casco céntrico para honrar a la Virgen del Valle, tradición que
comenzó 25 años atrás y que cada año reúne a los jinetes devotos y sus
familias.
Llegados desde distintas
localidades y de todas las provincias del NOA, gran cantidad de gauchos se
congregaron en la plaza 25 de Agosto, desde donde partió la cabalgata presidida
por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, quien llevaba en brazos a la Imagen
réplica de la Virgen del Valle en un sulki escoltado por las autoridades de la
Federación Gaucha Catamarca.
La interminable columna de
jinetes pasó frente al Santuario Mariano en el recorrido hacia el Parque Adán
Quiroga donde se celebró la Santa Misa, presidida por el Obispo, con la
participación de una gran cantidad de fieles que se sumaron al tradicional
homenaje.
En el momento de las
ofrendas representantes de las agrupaciones gauchas acercaron las ofrendas del
pan y el vino
junto con alimentos no perecederos para los hermanos más
necesitados. También hicieron su ofrenda docentes y niños del Jardín de Infantes
de la Escuela Municipal N° 3, del barrio Eva Perón, ubicado frente al parque.
En el inicio de su homilía,
Mons. Urbanc manifestó que “esta celebración es una gratitud a Dios por los 25
años de esta noble iniciativa de que nuestros gauchos honren a la Santísima
Virgen María, en esta fiesta de abril, con la que conmemoramos su Coronación Pontificia.
Este año se cumplen los 126 años que el entonces Papa León XIII había coronado
a nuestra querida Virgen del
Valle”.
Luego revalorizó la cultura popular, indicando: “Qué
bueno que desde la cultura popular, desde las tradiciones ancestrales, desde
esa cultura que se fue forjando a lo largo del tiempo en nuestro querido terruño,
los gauchos homenajeen a nuestra querida Madre, sobre todo, queriendo cultivar nobles
tradiciones, que fundamentalmente se apoyan en el esfuerzo, en el empreño en el
sacrificio, en la renuncia. La segunda lectura nos decía: ‘Ustedes se regocijan
a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir
momentáneamente, así la fe de
ustedes, una vez puesta a prueba será mucho más valiosa que el oro perecedero’”.
Asimismo, contó que “el miércoles
volvía de Tucumán, y me encontré con grupos de tucumanos que venían a caballo,
con el carrito, me paré para saludarlos, y en uno de ellos me resultó muy
tierno, porque los que venían en carrito era un matrimonio con dos niños pequeños,
a uno lo llevaba la mamá
en brazos y el otro dormía junto a los pies, una
hermosa imagen de familia. Venían de Concepción y tenían que parar en La Viña
para hacer noche. Y así, cuántos de ustedes, que vienen peregrinando desde hace
varios días, han dejado trabajo, ocupaciones, para poderse unir con otros
hermanos que peregrinan, porque todos ustedes son peregrinos”. Y continuó comentando su experiencia en la
peregrinación en la zona de Ambato: “A mí me tocó estar, no hace muchos días
antes de la Pascua, allá en Altos de Arena, donde también un grupo lindo de
gauchos fue a homenajear a esa imagen de la Virgen que
está en las cumbres, donde
nos golpeó lindo el agua”.
Afirmó que “peregrino es
aquel que se pone en camino”, y que “el camino del ser humano es un camino de lucha, de sacrificio, pero sabiendo
que tenemos una meta. Y la meta de ustedes
es venir a honrar a María, y la meta definitiva de todos es llegar al Cielo.
Hay una canción que dice: ‘Un día al cielo iré y la contemplaré’. Todo nuestro
peregrinar y todas nuestras peregrinaciones, nos tienen que ayudar para que lleguemos
un día a la vida eterna, lleguemos al seno de Dios, de donde hemos salido”.
En otro tramo de su
predicación, el Obispo instó a los jinetes peregrinos a que “esta celebración cada vez mejor, con
una mejor disposición del corazón, haciendo penitencia, sacrificándonos,
purificándonos”, y les pidió de corazón “porque
ustedes vienen de distintas comunidades, que hagan un trabajo previo en sus
respectivas parroquias, acercándose al sacerdote y pidiéndoles que les ayude a
vivir en plenitud el espíritu de esta peregrinación, con un corazón purificado”.
También exhortó a ser misericordiosos, algo que “nos está faltando mucho, porque hay muchos sentimientos de odio, de venganza, despropósitos, muchos desmanes, y eso no brota de un corazón misericordioso”.
Desfile
y números artísticos
Al finalizar la Eucaristía,
se realizó el desfile de las agrupaciones, que fue abierto por el Obispo, en el
que jinetes de todas las edades homenajearon María.
La soleada jornada culminó
con números artísticos y un almuerzo criollo.