Mons.
Urbanc: “Debemos ser operadores de una cultura
del encuentro, la solidaridad y la paz”
En la noche del jueves 27 de
abril, rindieron su homenaje a la Madre del Valle el Ámbito Estatal y Privado
de la Cultura, Bibliotecas Públicas y Museos.
La Santa Misa fue presidida
por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por sacerdotes
peregrinos que llegaron desde diócesis vecinas a compartir las fiestas por los
126 años de la Coronación Pontificia de la Virgen del Valle. Durante la Eucaristía
se rogó por nuestro Pastor Diocesano, en el día de Santo Toribio de Mogrovejo, un
gran obispo de la evangelización de América y Patrono del Episcopado Latinoamericano.
Estuvieron presentes la
Secretaria de Cultura de la Provincia, Lic. María Jimena Moreno, y
el Secretario
de Cultura y Deporte de la Municipalidad de la Capital, Arq. Luis Mauvecín, además
de autoridades y miembros de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE)
Catamarca, Junta de Estudios Históricos, SALAC, Damas Belgranianas, Instituto
Sanmartiniano y de Cultura Hispánica, y demás instituciones culturales y
artísticas del medio.
En el inicio de su homilía, Mons.
Dio la bienvenida a los alumbrantes y rogó “que la Virgen del Valle siga siendo
para todos ustedes un verdadero faro que los oriente y fuente inspiradora de
belleza y bondad”.
Citando documentos de la
Iglesia, destacó que “el proceso de encuentro y confrontación con las culturas
es una experiencia que la
Iglesia ha vivido desde los comienzos de la
predicación del Evangelio”, pues “es propio de la persona humana el no acceder
a su plena y verdadera humanidad sino a través de la cultura”. Y agregó: “Así,
la Buena Nueva que es el Evangelio de Cristo para todo hombre y todo el hombre,
´al mismo tiempo hijo y padre de la cultura a la que pertenece’, le llega a
éste en su propia cultura, que impregna su manera de vivir la fe y que a su vez
es modelada por ésta”.
En otro tramo de su prédica,
reflexionó a la luz de la Palabra proclamada, que “Jesús recorría todas las
ciudades y pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia y
curando todas las enfermedades y dolencias. Fue generando una cultura de la
compasión con las multitudes fatigadas, abatidas y desorientadas como ovejas
sin pastor. De allí que a todos nos exhorta a ofrecernos como operadores de una
cultura del encuentro, el consuelo, la amistad, la comunión, la verdad, el
amor, la solidaridad, el servicio y la paz”.
También manifestó que
actualmente “estamos acostumbrados a una cultura de la indiferencia y tenemos
que trabajar y pedir la gracia de realizar una cultura del encuentro, que
restituya a cada persona su propia dignidad de hijo de Dios. Y nos habituamos a
esta indiferencia, cuando vemos las calamidades de este mundo y decimos: ‘¡Qué
pena! ¡Pobre gente! ¡Cuánto sufre!’… y seguimos de largo. Si no miro, si no me
detengo, si no toco, si no hablo, no habrá encuentro y no promoveré una
‘cultura del encuentro’”.
“Le pidamos a la Virgen
María que nos ayude a vivir en nuestras familias una verdadera cultura del
encuentro, que sepamos escucharnos y mirarnos en profundidad, que en los
lugares de trabajo no nos dejemos llevar por la rutina y el individualismo,
sino que nos reconozcamos hermanos los
unos de los otros como lo hacía Jesús”, rogó.
Los alumbrantes, que
participaron en todos los momentos de la liturgia, elevaron súplicas a Dios y
acercaron los dones al altar. Antes de recibir la bendición final, rezaron la
oración de preparación para vivir los 400 años del hallazgo de la Virgen del
Valle.