Camino a la Beatificación

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31 mayo 2018

Mons. Urbanc entregó las cartas del Papa Francisco para los privados de la libertad


El martes 29 de mayo, el Obispo Diocesano de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, acompañado por el Capellán, Pbro. Dardo Samuel Olivera, visitó y entregó oficialmente a las autoridades del Servicio Penitenciario Provincial y de la Correccional de Mujeres sendas cartas enviadas por el Papa Francisco para los hermanos y hermanas privados de la libertad.
Las misivas llevan la fecha del 23 de abril de este año y fueron recibidas por el Señor Obispo de las propias manos del Santo Padre, con ocasión de su visita a Roma.
En Catamarca, fueron recibidas con mucha alegría en ambas unidades penitenciarias, donde sus miembros sintieron el privilegio de ser depositarios del mensaje de Su Santidad.

“Recen los unos por los otros”
En la carta destinada a los Internos del Servicio Penitenciario de Catamarca, el Papa Francisco los saluda y les manifiesta su “cercanía y bendición”. Y agradece “esta posibilidad de estar con Ustedes, físicamente distante pero cordialmente al lado de cada uno y de sus familias. Rezo para que Jesús esté en medio de Ustedes y con Ustedes, confortándolos y ayudándolos en esta etapa difícil de sus vidas, pero no carente de sentido si se la vive desde la Fe, con Esperanza y Amor”.
En otro párrafo se refiere al santo que vivió en los campos de concentración y entregó su vida por un compañero y expresa: “Sé que, desde hace un tiempo, tienen presente la figura de san Maximiliano Kolbe, quien supo entregar su vida a cambio de un compañero interno. Cuánto me alegro que se encomienden a él, y así aprenderán a crecer en libertad interior con la ayuda de su intercesión”.
Asimismo, los exhorta a que “recen los unos por los otros; recen por sus familias; recen por cuantos tienen la responsabilidad de cuidarlos, acompañarlos y de hacer que haya una ágil y auténtica justicia, animada por la misericordia. Sean agradecidos a Dios y a tantas personas que, de una u otra manera, los ayudan y levantan el ánimo por medio de la pastoral penitenciaria”.
También hace alusión a la obra en construcción del templo en el predio del Servicio Penitenciario: “Pido al Señor para que pronto logren terminar el templo que están construyendo, así tendrán un espacio más apropiado para el encuentro con Dios y entre Ustedes, incluso con hermanos que profesan otro culto”.
Concluye sus palabras con “un abrazo a cada uno, asegurándoles mi oración y a la vez, pidiéndoles que recen por mí”.

“Las encomiendo al cuidado maternal de la querida Virgencita del Valle”
Por su parte, en un tenor similar, se dirige a las “queridas Hermanas Internas del Correccional de Mujeres”, a quienes las acompaña al expresar: “¡Animo, Jesucristo ha vencido a la muerte, resucitando, y ahora vive para siempre en cada una de Ustedes! ¡Él las ama, jamás  las abandonará!”.
Asimismo, les dice: “De corazón las encomiendo al cuidado maternal de la querida Virgencita del Valle; no me cabe la menor duda que la llevan en lo más íntimo y sagrado de sus vidas. ¡Cuánto debe amarlas a cada una; y cuánto debe cuidar a cada uno de sus seres queridos: esposos, hijos, padres, hermanos! ¡Qué sería de nosotros, pobres criaturas, sin la compañía de esta Gran Madre que nos regaló Jesús en la hora de mayor dolor y supremo amor!”.
Finalmente, les dice: “Rezo por Ustedes y, por favor, les pido que lo hagan por mí. Que Jesús las bendiga y la Virgen Madre las cuide”.